Por
Eduardo Luis AguirreEstonia vota. En medio de la guerra, con una sociedad fragmentada y tres fuerzas políticas pugnando por hacerse del gobierno, este pequeño país de algo más de un millón de habitantes es un vecino crucial de Rusia y un miembro periférico de la Unión Europea enclavado en la lejanía del inquietante Mar Báltico.
Por Eduardo Luis Aguirre.
La VII reunión de la CELAC, inaugurada en el mítico Sheraton Hotel de Buenos Aires (aquel que, en la entusiasta voluntad juvenil de los 70 debería transformarse en el Hospital de Niños) ratificó el estado de profunda inestabilidad de la región y de la propia CELAC.
Por María Liliana Ottaviano
Cuando Eduardo Aguirre escribe en su artículo “Intento de golpe en Brasil. La fuerza de choque de la derecha” realiza dos caracterizaciones en las que me interesaría detenerme en este escrito, ya que ambas son indispensables para entender lo que ocurre por estos días en Brasil, pero también para poder acercarnos a otras experiencias golpistas que han sucedido en nuestra región.
Por Eduardo Luis Aguirre
La nueva capital de Brasil (las anteriores fueron Salvador de Bahía y Río de Janeiro), fundada en 1960 (fue construida en poco más de tres años) y calculada para que vivieran alrededor de 500.000 personas, la mayoría de ellas funcionarios públicos, hoy es una megalópolis habitada por casi 5.000.000 de ciudadanos si consideramos también la zona metropolitana o gran Brasilia.
Por Eduardo Luis Aguirre
“No tengo patria para dibujar sobre sus paredes / con una tiza de la infancia: ¡Que Viva! / No tengo patria que haya que aguantar cada mañana / tomando mi taza de café, / mientras me pule el sol. / No tengo patria, que me otorgue su pulmón / y yo lo otorgue el mío / ser su ruido y mía sea la voz / seré el travieso, el malévolo, el rebelde y el arduo / y seré el sabio, el intuitivo, el piadoso y el gran corazón. / No tengo patria para escribir / sobre el cobre de una de sus casas: / bienvenidos amigos, / esta es la casa de Hussein Habasch. / No tengo patria donde me emborrache en sus tabernas / hasta el último aliento de la noche, / vagabundeando en sus caminos, / y donde mi corazón sea su terreno, / me abrigue y la abrigue / la escuche y me escuche / como buenos amigos. / Pero no tengo patria…”. (“Desilusión”, de Husssein Habash, poeta kurdo exiliado en Alemania).