Por Eduardo Luis Aguirre

 

Frente a un hecho dramático como la guerra entre la OTAN y Rusia los recursos y herramientas de la diplomacia parecen hasta ahora insuficientes e incapaces de detener un conflicto cuyas consecuencias son manifiestamente imprevisibles.

Por Teresa Aranguren (*)

 

En memoria de la periodista palestina Shireen Abu Akleh, asesinada por soldados israelíes en Yenín este miércoles 11 de mayo.

Y ahora todos hablamos del derecho internacional, en los discursos de los políticos y en las tertulias más o menos profesionalizadas, entre amigos y con el taxista que nos lleva a través de la ciudad, en la barra del bar, en la comida familiar  o en el chat de Whatsapp, ahora todos hablamos de derecho internacional; se diría que lo hemos descubierto justo ahora cuando la invasión de Ucrania por el ejército ruso copa la atención de todos los medios de comunicación y un movimiento de solidaridad sin precedentes se vuelca con el país invadido.

Por Eduardo Luis Aguirre

El 15 de abril de 1980 fallecía en filósofo, escritor, pensador y dramaturgo Jean Paul Sartre. Sesenta mil personas participaron de las exequias de un intelectual marxista, antiimperialista y anticolonialista. El conmovedor espectáculo graficaba el estado de una conciencia colectiva que doce años antes había generado un cimbronazo progresista en el pensamiento político mundial.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

Inicialmente pensé que este texto podría convertirse en el tercer artículo de una saga dedicada al mito urbano y colonial de los denominados  “países serios” (1). Finalmente, reflexioné sobre la intrínseca gravedad de un episodio emblemático que fulmina  lo que queda en pie de las democracias indirectas que generó la modernidad europea y decidí abordarlo sin eludir los precedentes domésticos que como coletazos de un nuevo orden no respetan límites o fronteras nacionales.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

El "miedo al futuro" (*) se hace cada vez menos difuso. Una pesadumbre generalizada recorre el planeta. Al acelerado colapso ambiental se suma la barbarie del capital en su más injusta y flagrante modalidad de acumulación, una pandemia de pronóstico todavía incierto y una veintena de guerras diseminadas en diferentes latitudes.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

La guerra es el horror. Un horror indecible. El que resume las pasiones más tristes de los seres humanos. El que masacra, humilla, aniquila y degrada a los pueblos. La guerra en Ucrania, cualquiera sea la lectura política que de ella se haga, no constituye una excepción a ese hiato oscuro de la condición humana.

Por Víctor Ternovsky (*)

 

Las lágrimas de cocodrilo. Son las que se les salen a los llamados 'líderes' occidentales, quienes, además de ejercer como portavoces del régimen de Kiev, se muestran 'extremadamente preocupados' por un conflicto bélico que, no sólo lo generaron ellos mismos –al imponer en Ucrania un Gobierno de corte nazi a través de un golpe de Estado–, sino que también lo están alimentando.

 

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 La guerra en Ucrania ha abierto un abanico de múltiples especulaciones e interminables preocupaciones por las distintas consecuencias de todo orden que el conflicto puede llegar a deparar.

Una de las incómodas cuestiones que no se enuncian con frecuencia es el papel que las religiones cristianas, y sobre todo sus jerarquías, juegan en los respectivos países en pugna.