Por Eduardo Luis Aguirre

Para avanzar en un proyecto democrático, pacífico y racional contra el anarcocapitalismo, sus lógicas, narrativas y prácticas, es necesario revisar, sin solución de continuidad, qué pudo haber ocurrido en la sociedad argentina para que el voto histórico de los sectores populares avalara un proyecto cruel, agresivo, violento, individualista a ultranza, capaz de entregar el patrimonio común del país y quebrantar sus conquistas comunes y sus lazos sociales.

Por Ignacio Castro Rey

Leer no es sexy, es peligroso. En este punto tiene razón nuestra policía política inconsciente. Leer exige entrar en otro tiempo, atreverse a interrumpir el estrés ruidoso que nos salva del vacío y quedarse a solas, en una suspensión del sentido colectivo. Leer es atreverse a que "no pase nada", quizá para que ocurra algo en nosotros, algo que acaso habíamos aplazado. Si nuestro mundo marcha tan deprisa es porque teme lo que podría ocurrir en los pocos segundos que le concedamos al "tiempo muerto".

Por Eduardo Luis Aguirre



Una pareja que logra despejar el a priori posmoderno del amor líquido, se nutre de la cercanía íntima de los cuerpos en su descanso y su vitalidad. Se coaliga en su cosmovisión y su mutuo acuerdo amoroso. Hay un componente fuertemente político que anida en ese vínculo aún en los tiempos efímeros y condicionales del neoliberalismo. Algo que encuentra sus límites en la máxima intensidad, pero que además se celebra como un amor esencial y libre de dos seres humanos que son visibilizados.

Por Diego Tatián



En la que sea tal vez la página más perfecta de todas las que produjo el antifascismo literario de Borges durante los años treinta y cuarenta, me refiero a la “Anotación al 23 de agosto de 1944” (que alude por supuesto al día de la Liberación de París), se postula una conjetura extraordinaria y una deducción a priori de la derrota del nazismo: “El nazismo -dice Borges allí- adolece de irrealidad, como los infiernos de Erígena. Es inhabitable; los hombres sólo pueden morir por él, mentir por él, matar y ensangrentar por él. Nadie, en la soledad de su yo, puede anhelar que triunfe...”.

Por Eduardo Luis Aguirre

La infinita obcecación del gobierno nacional, profundizada después del sordo fracaso de la amenazante “Ley Ómnibus”, parece no cejar en su obstinación. Se empeña en repartir culpas entre tirios y troyanos y entre sus elegidos a victimizar figuran los gobernadores. La máxima de Toto, el inefable y sempiterno deudor de impecable semblante porteño, parece ser una de las cartas a jugar por el presidente Milei, herido en un ala, pero intacto en sus delirios. Las provincias son las que sufrirán una sangría sin precedentes por voluntad de un grupo de energúmenos que tampoco ha cruzado nunca la General Paz.

Por Lidia Ferrari (*)


Jamás hubiera pensado que mis reflexiones en ‘La niña de TikTok y los estragos de la pantalla’, publicada en la revista #lacanemancipa, podrían continuarse de esta manera. Una niña de 10 años falleció en Sicilia por asfixia producida por ella misma mientras intentaba vencer en un desafío que circula en TikTok y otras redes. Vence el que más puede durar sin respirar, así de sencillo. Ella dejó de respirar.

Por Eduardo Luis Aguirre



El presidente Milei logró que el engendro legislativo, denominada eufemísticamente “Ley de Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos” se aprobara en Diputados y que ese pronunciamiento mayoritario luzca preocupantemente holgado. Las esperanzas de detener este artefacto macabro quedan libradas a la discusión en particular de su desmañado y variopinto articulado.

Por Eduardo Luis Aguirre

Una lógica caracteriza a la política internacional. Su desdén por los pronósticos, augurios y conjeturas. Esa forma infranqueable de concebir el mundo se vuelve más categórica mientras más se aceleran los cambios de un mundo atravesado por la volatilidad. Los cambios, como siempre, se producen como consecuencia de los conflictos. Esa conflictividad global se expresa con la evidencia de una multiplicidad de guerras de diverso tipo, una fascistización progresiva de las relaciones internacionales y un retroceso sostenido de las democracias y la equidad, sin dejar de lado los procesos de policización que, con la fachada políticamente correcta de las intervenciones humanitarias ponen en vilo al planeta.