Por Lidia Ferrari (*)


En Italia el 12 de junio se realizó un Referéndum sobre la Justicia. En verdad para la In-Justicia. Partidos de derecha y acólitos del poder varios querían que el pueblo votase una reforma para ablandar las pocas leyes que sirven para meter presos delincuentes y evitar que accedan a cargas públicas. Tarea muy difícil en Italia. En fin, fueron a votar menos del 20% del electorado.

Esto significa que no se alcanzó el quorum, por lo tanto se anula. Un fracaso total para la derecha ya que este Referendum es inútil. El M5S y otros estaban por votar el NO o no ir a votar. Se confirma una vez más que el país está distante de esta banda de políticos representantes del Poder. Giuseppe Conte sigue siendo el líder más popular, a pesar de todo el sistema mediático en contra. La corporación mediático-política-mafiosa es colosal y bombardea los medios de la mañana a la noche, ahora a favor de USA-Otan, pero no les alcanza para dirigir la opinión pública. El 70% de los italianos no está de acuerdo con las medidas del gobierno. Pero al poder pareciera no importarles tener consenso. Se abroquela para lanzar sus medidas sin ningún tipo de consideración democrática. Al menos sabemos que lo hacen en contra de las voluntades populares y no amparadas por ellas.

Con este referéndum la mayoría de los italianos mostró que está muy por encima de su clase dirigente política y empresarial. No deja de ser una pena que se use vilmente una herramienta valiosa como el Referéndum para la democracia. Otro gran pesar es que logran que la gente descrea de la política y no valore una de las pocas herramientas de las que dispone. No se trata de indiferencia del electorado sino responsabilidad de una clase política que sigue gobernando Italia desde hace décadas (con el paréntesis de casi tres años del Gobierno Conte).



En Francia ocurre algo similar con el fenómeno Mélenchon que tuvo muy buen desempeño en las elecciones legislativas de este domingo. La excepcional novedad de la unión de todas las izquierdas – que hicieron una gran elección- muestra que la propaganda y el aparato del Poder no alcanza para manipular a la opinión pública.



Las elites ya están advertidas del problema. No les alcanza con la gigantesca maquinaria de la propaganda. Es probable que sea una de las razones de la fragilización de las democracias cuando el Poder neoliberal no encuentra que pueda actuar con consenso a través de la manipulación propagandista. Si no lo logra, adopta rasgos dictatoriales para hacer lo que quieren hacer, sin importar el tipo de consenso que obtenga.

(*) Psicoanalista y escritora.