Por Nazanin Armanian
Desde los atentados del 11 de septiembre del 2001 en EEUU —presentados falsamente como el inicio del terrorismo—, hay un gran esfuerzo por parte de los políticos, sociólogos e incluso de los todólogos tertulianos de los medios de comunicación, para explicar las razones que llevan a unos fieles del Islam, muchos nacidos en Europa, a matar a personas en Occidente sin importarles su religión, su origen étnico o su clase social.
El ministro francés de Economía, Emmanuel Macron, representa la respuesta más común al afirmar que la “exclusión de musulmanes franceses provoca su radicalización”. Pero, ¿por qué esta misma discriminación que sufrieron durante las décadas anteriores a 1990, por ejemplo, no tuvo la misma manifestación? El profesor tunecino Yves Charles Zarka cree que hay otro motivo: “la crisis moral que vive Occidente y el desengaño que provoca en algunos individuos”.
Sin embargo, ¿dará la misma explicación sobre los atentados cometidos por los mismos grupos terroristas en los países musulmanes? El señor Zarka añade que la búsqueda del bienestar, fundamento de las sociedades europeas, no constituye para dichas personas un motivo suficiente para vivir. Aunque, los ‘decapitadores del Estado Islámico’, además de cobrar millones de dólares de Arabia Saudí y Qatar (entre otros patrocinadores), reciben una ingente cantidad con el contrabando del petróleo iraquí y el patrimonio cultural de Siria, para vivir en un Estado de bienestar envidiable y pagar un sueldo a los miles de jóvenes del lumpenproletariado que están a su servicio.

Otro grupo, los talibanes, dirige el principal cartel de opio del planeta, y no precisamente como una muestra de su rechazo al capitalismo de consumo. Además, en ninguna parte del Corán se pide al creyente que viva pobre, todo lo contrario. La economía islámica es de mercado.
El versículo 9:38 del Corán refleja esta realidad en los tiempos del propio profeta:“¡Creyentes! ¿Qué os pasa? ¿Por qué, cuándo se os dice: «¡Id a la guerra por la causa de Alá!» permanecéis clavados en tierra? ¿Preferís la vida de aquí a la otra? Y ¿qué es el breve disfrute de esta vida comparado con la otra, sino bien poco…?”
En Egipto, un año fue suficiente para que los musulmanes dieran la espalda al Gobierno islamista de Mursi, quien, con su estómago lleno, pedía más y más paciencia a los hambrientos que ya no tenían ni pan seco para llevar a la boca.
En un Irak devastado por la invasión de EEUU y sus socios, y fracturado entre grupos chiitas y sunnitas, los seculares ganaron las elecciones parlamentarias del 2010, mientras que el Consejo Supremo Islámico tuvo sólo ocho escaños de 325.
Miradas mutiladas
¿Por qué se identifica a millones de personas que en Oriente Próximo y Norte de África luchan en unas circunstancias extremadamente difíciles por una democracia económica y política, con una minoría oscurantista, totalitaria y antimoderna, y que no es antiimperialista ni guardiana de las tradicionales exóticas y alternativas?
El principal mal que padecen las medidas europeas para integrar a los inmigrantes es justamente uno de los principios de las ideologías religiosas: dividir a los ciudadanos por su fe, con el fin de controlarles, además de mantener el caldo de cultivo de conflictos que siempre viene tan bien a las aristocracias gobernantes.
En este sentido, se organizan jornadas de puertas abiertas en las mezquitas, con té de menta incluidas, para que los escépticos ciudadanos cristianos comprueben por sí mismos que allí no esconden bombas ni misiles. Este ‘Diálogo de civilizaciones, que también se celebra en los encuentros entre cardenales, obispos, rabinos, lamas, muftíes y ayatolás —la élite de la casta religiosa mundial—, desvía la atención pública del origen real y de las manos que mueven un poderoso ‘terrorismo fantasma’ que cruza las valladas fronteras del mundo sin ningún visado. En Pakistán, víctima silenciosa del terrorismo, no se les ha ocurrido a los cristianos y musulmanes invitarse mutuamente a tomar la merienda en sus templos: saben perfectamente que el terrorismo es ciego y los que están detrás, buscan una guerra civil y la desestabilización de este estratégico país, abandonado por EEUU y recogido por China.
Terrorismo, el fantasma
El rey de Jordania, Abdullah II, nos ofrece su visión: señala intereses geopolíticos de determinados Estados para promover el terrorismo islámico, en el caso de los recientes atentados en Europa. El dirigente jordano habla directamente del presidente turco, Tayeb Erdogan (perteneciente a la organización de Hermanos Musulmanes y socio de la OTAN), como exportador de terroristas a Europa “para llevar adelante su agenda”, que según él, consiste en provocar “desorden” e imponer “una solución islámica radical a los problemas de la región”. Jordania que, a pesar de ser un servil peón de EEUU en la región, puede ser otro país afectado por el plan de Nuevo Oriente Próximo de Washington y la remodelación de las antiguas fronteras que EEUU ha puesto en marcha desde la caída de la URSS. Además, sabe que los estados en general, y EEUU en concreto, no tienen aliados estratégicos, sino intereses estratégicos.
Los yihadistas sunnitas afganos, el primer gran grupo terrorista islámico, lejos de ser una reacción de las sociedades musulmanas modernas (idea que tanto les gusta a los seguidores de Bush y de Samuel Huntington), fue creado en 1987 por el presidente estadounidense Jimmy Carter, con el fin de derrocar al gobierno marxista de Kabul y encerrar a la Unión Soviética con un ‘cinturón religioso’.
En aquellos mismos años, Ruhollah Jomeini instaló su República chiita en un Irán con 1600 kilómetros de la URSS, mientras Carter elevaba al máximo poder en el Vaticano al anticomunista polaco Karol Wojtyła, colaborador de la CIA (según afirma Carl Bernstein, uno de los investigadores del escándalo Watergate), para que, junto a Lech Walesa y su sindicato derechista-católico de Solidaridad, golpeasen también desde Europa a aquel país por prometer que había vida fuera de la economía capitalista.
Así nace la nueva estrategia de Washington: financiar la religión política organizada contra las fuerzas anticapitalistas en todo el mundo y, paralelamente, lanzar su antídoto, el chollo de la “lucha duradera contra el terrorismo islámico”, como si de un bombero pirómano se tratase. Volvieron a mentirnos al jurar que, matando a Bin Laden, (nos costó miles de vidas afganas y paquistaníes —sepultadas bajo las bombas que supuestamente atacaban los refugios del terrorista saudí—, además de billones de dólares y euros), el mundo vería la paz.
“Pagan justos por pecadores”
Por ello, no debe sorprender que tras cada atentado en Occidente, el país afectado, anuncia el bombardeo de un Estado estratégico, que para más inri no había sido el país natal de los terroristas: en el 11-S, al menos 15 de los 19 terroristas eran de Arabia Saudí y, sin embargo, EEUU bombardeó y ocupó Afganistán. Asimismo, la mayoría de los autores de los atentados de París eran de origen francés, no obstante, François Hollande envió a sus cazabombarderos a matar a sirios; y ahora, Bélgica, uno de los países más protegidos con sistemas de seguridad instalados por aire, tierra y mar, por ser la sede de la OTAN y del mando político-económico de Europa, ha hecho lo mismo tras los recientes atentados. ¡Es como si Bashar al Assad bombardeara Bélgica, Francia, Arabia Saudí, Qatar o Turquía, alegando que son sedes de las células yihadistas que atacan a su país!
Ante el avance de la extrema derecha, antipobre (aporófobo), no les conviene a los inmigrantes musulmanes exhibir su religiosidad. Es lo que han hecho durante la historia los cristianos perseguidos, —los armenios o los cátaros, quienes practicaron riserva mentale—, los judíos, y los sunnitas y chiitas en los países musulmanes.
El terrorismo además de un negocio, es una cortina de humo para entretenernos, y para que demos prioridad a la seguridad sobre el bienestar y la libertad, derechos que se han conseguido a base de una larga lucha, y que el capitalismo más agresivo nos lo está arrebatando. Al menos 60.000 personas mueren de hambre cada día por el terrorismo económico-político.

Publicado originariamente en http://blogs.publico.es/puntoyseguido/3250/el-terrorismo-islamico-no-es-fruto-de-la-exclusion-de-los-musulmanes/?src=tpu
El recalentamiento de las relaciones diplomáticas entre los países de la OTAN y Rusia constituye un dato geopolítico sin precedentes desde el colapso de la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín.
La reciente cumbre de la OTAN en Polonia ha consensuado un documento de 139 puntos, un tercio de los cuales se dedican a analizar su relación con Moscú, lo que ocupó además prácticamente la totalidad de las conversaciones de la primera jornada de labor conjunta.
Abstracción hecha de las expulsiones de delegados diplomáticos en Moscú y Washington, el acoso sistemático de occidente comienza a dejar sin alternativas a la administración Putin, actualmente rodeada por 29 bases militares de las principales potencias aliancistas.


La OTAN, la más grande alianza militar de su historia, se reconvirtió en una coalición ofensiva desde 1999 y demostró ser capaz de bombardear y destruir a los países que no acaten las directivas del capital concentrado internacional. La intervención "humanitaria" en Yugoslavia así parecen confirmarlo.
En todo este tiempo, Rusia ha demostrado un crecimiento sostenido y autonómico, no exento de dificultades, y ha consolidado a su vez vínculos cada vez más estrechos con China.
Según consigna la agencia iraní HispanTV, el presidente Xi Jinping expresó, de manera casi concomitante con la última de las frecuentes visitas de Vladimir Putin a Pekín: “Actualmente, somos testigos de acciones agresivas de EE.UU tanto hacia China como Rusia. Creo que Rusia y China pueden crear una alianza ante la cual la OTAN (la Organización del Tratado del Atlántico Norte) sea débil”. Xi cree que esa alianza está llamada a constituir un factor clave en el nuevo orden global. Una especulación que no admite demasiadas interpretaciones.
El ex presidente soviético y premio Nobel de la Paz, Mijail Gorbachov, por su parte, acaba de lanzar una advertencia igualmente explícita: "Los miembros de la OTAN intentan hacer ver que no tienen miedo de nada y es muy sospechoso, porque con eso nos fuerza a nosotros y a todo el mundo a un enfrentamiento mayor. "El mundo debe entender que no se puede aparentar que no sucede nada grave. Rusia deberá defenderse (de las iniciativas de la OTAN). Hay que parar este horrible proceso".
El problema es que el proceso consiste en prácticas de agresión de occidente cada vez más desembozadas. De las cuales, la más riesgosa es la insistencia de rodear a Rusia de enclaves militares, en lo que constituye una amenaza explícita contra Moscú. Al parecer, aquellos que conjeturaron que las maniobras de la OTAN se limitarían a estimular y patrocinar los golpes blandos en diferentes territorios sensibles en disputa y lograr un mero control disuasivo del gigante euroasiático se equivocaron groseramente. La situación actual pone al descubierto una vocación hegemónica mucho más intransigente y unilateral, compatible con la crisis del capitalismo, únicamente sustentable mediante un sistema de control punitivo y militar global.
Los socios menores de Europa han tomado debida nota de los riesgos que les depara su incómoda ubicación geográfica y política, e intentan revalorizar las vías diplomáticas como formas de resolución del conflicto,  después de las conclusiones francamente preocupantes de la reciente cumbre de la OTAN celebrada en Varsovia, que congregó a los 28 países miembros y los 26 asociados, más los esperables representantes de la Unión Europea, la ONU y el Banco Mundial. 
El presidente checo Milos Zeman ha salido a diferenciarse de algunas decisiones de la alianza, en especial el despliegue de cuatro batallones militares en la frontera oriental de Europa (más precisamente, cuatro mil hombres  distribuidos en Polonia, Estonia, Letonia y Lituania).
Y hasta el propio presidente Hollande acaba de señalar categóricamente que "La OTAN de ninguna manera tiene que dictar qué relaciones con Rusia debe tener Europa. Para Francia, Rusia no es el enemigo, ni es una amenaza", según consigna el periódico Le Monde.
En ese contexto, huelga decirlo, la situación ofrece un abanico de posibilidades y un desenlace difícil de predecir. Lo que sí está claro, es que el marco ha derivado hacia una situación de grave conflictividad en cuya resolución está implicado el mundo entero.



Por Nicolás Guerrero


A partir de la recaptura por parte de Inglaterra de las Islas Malvinas en 1982, la proyección inglesa y de la OTAN, sobre el cono sur, volvió a estar en las discusiones de los círculos de pensamiento geopolítico y militar del mundo.
 En nuestro país, Argentina, Aldo Rico, (ex militar que combatió en las Malvinas a cargo del Batallón 602 de Comandos), desde hace años mantiene la postura que las islas son parte  de un polígono estratégico para la OTAN, conformado por: la isla de Santiago, isla de Pascua, las islas Malvinas y Tierra del Fuego. Polígono que tendría su proyección hacia la Antártida.
Esta extensión de terreno virgen en el extremo sur del globo terráqueo, es la nueva disputa territorial que se avecina, ya que nadie tiene soberanía territorial sobre la Antártida. Muchos países reclaman su derecho geográfico hacia ella, Australia, Chile, Francia, Nueva Zelanda, Noruega, Reino Unido y la Argentina son los que se encuentran dentro del Tratado de la Antártida, pacto de división territorial de una porción del territorio en cuestión.
Con el reciente anuncio por parte del gobierno argentino,  de la futura instalación de una base militar estadounidense en Tierra del Fuego, esta teoría vuelve a tomar fuerza.  Siendo un gobierno alineado con los intereses de la OTAN, este plan de expansión y dominio hacia el cono sur está cada vez más cerca de concretarse y la postura de un personaje nefasto como Rico, vuelve a cobrar vida.
Recordemos que Estados Unidos ya tiene bases  en el territorio de Colombia, y, otras no tan reconocidas en Paraguay (al norte del país, en zona rural donde se mantiene una permanente tensión con el grupo guerrillero Ejército Paraguayo del Pueblo, más conocido como EPP).
Por lo tanto,  la instalación de una avanzada norteamericana en Tierra del Fuego, se convertiría en la instalación militar más al Sur, del gigante del Norte.



Formato de la cursada:

Nueve clases presenciales de dos horas de duración.
Día y horario de la cursada: sábado de 14 a 16 hs.
Inicio: sábado 23/07
Lugar:  Espacio Kabuki, Scalabrini Ortiz 276.
Materiales: se trabajará con bibliografía, documentos, fuentes periodísticas, films documentales y films de ficción.
Docentes a cargo del seminario: Diego Hernando Gómez (sociólogo e historiador) y Martín Paolucci (Periodista, especialista en política internacional)
Costo del seminario: 1200 pesos. Puede abonarse en dos cuotas

Introducción:

Desde la costa dálmata del mar Adriático hasta la ribera occidental del mar Caspio y desde las costas meridionales de Grecia hasta el mar de Azov en el sur de Rusia, los Balcanes y el Cáucaso conforman un bloque geográfico continuo. Sin embargo, a pesar de constituir una unidad territorial en el sudeste de Europa, distintas culturas, religiones e idiomas atraviesan a los diferentes pueblos que habitan la región; entre ellos: turcos, serbios, georgianos, croatas, albaneses, armenios, gitanos, chechenos, etc. Las dos regiones comparten el rasgo común de haber sido parte integrante del imperio otomano en algún periodo de su historia, y sí bien ciertos pueblos y territorios fueron conquistados tempranamente y otros de manera tardía, el imperio heredero de Osmán I dejó su impronta en toda la región. El islam, la religión oficial otomana, fue incorporando fieles y en el presente existe un buen número de devotos musulmanes como resultado de atávicas herencias resultantes de la penetración turca otomana.



El imperio ruso y el austro-húngaro han conquistado y dominado, el Cáucaso el primero, y los Balcanes septentrionales el segundo. La penetración rusa en territorio caucásico se ha hecho sentir durante siglos y en la actualidad todo el norte de dicha región forma parte de la Federación Rusa. El imperio austro-húngaro ha dejado su huella en el norte de Rumania, Serbia y Bosnia, y en las actuales repúblicas de Croacia y Eslovenia; la cultura y la arquitectura austrohúngara se puede palpar notablemente en los Balcanes septentrionales.
El imperio austrohúngaro, que durante todo el siglo XIX fue ampliando su dominio en los Balcanes gracias al retroceso otomano, como consecuencia de su derrota en la Gran Guerra dejaba de existir y llegaba el momento de la autodeterminación política wilsoniana, que posibilitaba el surgimiento de nuevos Estados con afinidad ideológica y política con los Estados Unidos de América (EUA), Gran Bretaña (GB), Francia y absoluta hostilidad para con la revolución bolchevique. El mapa político balcánico se transformaba radicalmente, pero su estabilidad iba a durar poco tiempo, pues la Segunda Guerra Mundial otra vez desestabilizaba la región y generaba grandes transformaciones como el surgimiento de los Estados socialistas de Yugoslavia, Rumania, Albania, Bulgaria y la guerra civil en Grecia que terminaría con la restauración capitalista. La caída del muro de Berlín, la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y sus países satélites de Europa Central y Oriental, sumado a la gran inestabilidad política que afrontaban los  Balcanes durante ese periodo, provocaba la caída de Nicolae Ceausescu en Rumania, las guerras civiles en Yugoslavia y el abandono del comunismo por parte de Albania y Bulgaria. Hoy en día, el presente balcánico parece ser poco alentador pues la mayor parte de los países, pequeños territorialmente y débiles en términos económicos y políticos, mantienen con los EUA, la Unión Europea (UE) y las monarquías petroleras de Medio Oriente una fuerte dependencia económica y política. Las rodillas, lastimadas y doloridas, de tanto agacharse para pedir el ingreso a la UE y a la OTAN son un indicador de la escasa autonomía política de la región. Los problemas no resueltos de las guerras de desintegración de Yugoslavia, en Bosnia-Herzegovina y Kosovo amenazan con desestabilizar y producir nuevos acontecimientos bélicos. Los intereses del nacionalismo albano-kosovar, apoyados por Albania y legitimado por EUA, son potencial fuente de posibles conflictos bélicos. En Bosnia-Herzegovina los Acuerdos de Dayton no han resuelto el problema y la actual fragmentación del país en dos unidades política no parece llevar en su germen un futuro de paz, convivencia y prosperidad.
Pristina, Kosovo, 2008. Albanao-kosovares festejando la declaración de independencia con banderas de la república independiente de Kosovo, Estados Unidos y la Unión Europea.
En el Cáucaso el imperio ruso liderado por Pedro el Grande iniciaba a mediados del siglo XVII una agresiva fase de conquista que incorporaba, entre otras adquisiciones, los territorios que poseía el imperio otomano. Luego de finalizar la Primera Guerra Mundial y desaparecido el zarismo surgían las repúblicas de Armenia, Georgia y Azerbaiyán que tuvieron una cortísima vida pues fueron incorporadas a la URSS a principios de la década del veinte del siglo pasado. Durante la Segunda Guerra Mundial, en el marco del ataque alemán sobre la URSS, la operación militar Fall Blau tenía como objetivo central tomar los pozos petrolíferos del Cáucaso, pero la histórica resistencia soviética en la batalla de Stalingrado impedía a la Wehrmacht hacerse de uno de yacimientos petrolíferos más grandes del mundo. Armenia, Georgia y Azerbaiyán, luego de 70 años de formar parte del Estado socialista soviético y a causa de la desaparición del mismo, comenzaron a recorrer un camino independiente que incluyó conflictos bélicos separatistas. Las guerras civiles en Abjasia y Osetia del Sur, en Georgia, y la guerra de Nagorno Karabaj entre Azarbaiyán y Armenia reacomodaron el mapa del Cáucaso sur, mientras que en el Cáucaso norte, parte integrante de la Federación Rusa, el conflicto entre los independentistas chechenos y el gobierno central ruso todavía no ha sido resuelto.
Manifestación popular en Abjasia: la bandera rusa, al lado de la bandera abjasia. Metáfora  de la protección que el gobierno de Putín da la república independizada (de facto) de Georgia.

El presente seminario propone estudiar y analizar la historia y la geopolítica actual de los Balcanes y el Cáucaso, de manera conjunta, porque se sostiene que ambas regiones comparten características comunes con matices distintivos, lo que hace posible establecer un método de acercamiento comparativo a las diferentes problemáticas histórico-políticas. En principio, al ser ambas regiones los límites del continente europeo frente al asiático son espacios geográficos en donde se han fusionado y se continúan fusionando culturas, civilizaciones e idiosincrasias. En el siglo XIII, el primer arzobispo y fundador de la iglesia ortodoxa serbia, Sveti Sava (San Sava) consideraba lo siguiente: “Oriente pensaba que éramos Occidente, y Occidente que éramos Oriente… Pero nosotros estábamos predestinados para ser el Oriente en Occidente y Occidente en Oriente”[1]. En segundo lugar, ser el puente, es decir el medio para transportar mercancías, materias primas y recursos naturales, así como la ruta obligada del tránsito humano entre los dos continentes ha hecho de estas regiones un objeto de conquista de los grandes imperios, a lo largo de la historia, y de las grandes potencias capitalistas en nuestros días. El rol de gendarme de la OTAN en los Balcanes y la permanente presencia de la Federación Rusa en los conflictos civiles en el Cáucaso sur (Abjasia, Osetia del Sur, Nagorno Karabaj), sumado a la injerencia de las potencias regionales circundantes como Alemania, Turquía e Irán son un indicador de la hegemonía e influencia de las grandes potencias. En tercer lugar, un pasaso histórico cercano une ambas regiones pues fueron parte integrante de grandes imperios multinacionales: el zarismo, el imperio austrohúngaro y el imperio otomano, y en casi la totalidad de los Balcanes y en todo el Cáucaso durante el siglo XX hubo experiencias comunistas que luego de la caída del muro de Berlín, la desintegración de la URSS mutaron a formaciones estatales capitalistas con poco o casi nulo antecedente de autodeterminación política previa como Eslovenia, Croacia, Montenegro, Azerbaiyán, Georgia, etc. El escaso recorrido estatal previo, sumado a la fragilidad económica y política deja a estos países en una situación de extrema precariedad para afrontar los desafíos de un mundo contemporáneo dominado por la internacionalización del capital liderada por EUA y sus aliados.

 Objetivos:  
* Analizar mapas de la región, relacionando la demarcación de fronteras, el surgimiento de países, la creación de estados, el estallido de guerras y el desarrollo de los movimientos políticos en su contexto histórico.
* Analizar los múltiples vínculos entre los Balcanes y el Cáucaso con las potencias occidentales involucradas históricamente en dichas regiones (Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y Rusia.
* Analizar el rol de la religión los Balcanes y el Cáucaso como fenómeno político-social.
* Estudiar y analizar el condicionamiento que tuvieron tanto la Primera como la Segunda Guerra Mundial en cuanto provocadoras de un sensible reacomodamiento político en los Medio Oriente, los Balcanes y el Cáucaso.
* Analizar críticamente los efectos del Nuevo Orden Internacional desde desaparición de la Guerra Fría y la consolidación de los Estados Unidos como potencia hegemónica.
* Estudiar las guerras civiles en el Cáucaso luego de la desintegración de la Unión Soviética (Georgia, Azerbaiyán Chechenia, etc).
* Analizar el rol imperialista de la Federación Rusa, luego de la llegada de Vladimir Putin al poder, en el Cáucaso y sus alrededores (Península de Crimea)
*Estudiar las guerras civiles entre los nacionalismos croata, musulmán y serbio en el marco de la desintegración de la República Federativa de Yugoslavia a principio de los años noventa del siglo pasado
* Estudiar el conflicto entre el nacionalismo albanés de Kosovo y el gobierno serbio de Slobodan Milosevic durante las décadas de ochenta y noventa del siglo pasado.
* Analizar las intervenciones de la OTAN en los Balcanes y el Cáucaso en tanto brazo armado de los intereses occidentales.

Unidades:
Unidad I: Los Balcanes y el Cáucaso: puente entre oriente y occidente. Fuente de riquezas naturales: el petróleo y el gas. La Guerra de Crimea: el enfrentamiento entre el zar y el sultán se define por la aparición de Francia y Gran Bretaña. El Congreso de Berlín y el reacomodamiento de las fronteras políticas: Europa determina los lineamientos de los Balcanes y el Cáucaso. El rol de potencias regionales: Rusia, Turquía e Irán.
Unidad 2: Las Guerras Balcánicas (1912-1913): la definitiva retirada del imperio otomano de los Balcanes. La finalización de la Primera Guerra Mundial y el surgimiento del reino de los serbios, croatas y eslovenos (reino de Yugoslavia). Los nacionalismos serbio y croata durante el periodo de entreguerras. La Segunda Guerra Mundial en los Balcanes: el enfrentamiento ideológico-militar entre el nazi-fascismo, el comunismo y el liberalismo. El cisma político dentro comunismo estalinista: la ruptura Tito-Stalin (1948). La Guerra Civil en Grecia y la restauración capitalista en 1948.El surgimiento del nacionalismo albanés en el marco de la república comunista de Albania.
Unidad 3: La caída de los regímenes comunistas en los Balcanes (Albania, Yugoslavia, Bulgaria y Rumania). El caso rumano, la caída de Nicolae Ceaușescu. Las guerras de desintegración de Yugoslavia y la influencia y participación de las potencias occidentales en las mismas. La Agresión de la OTAN  la República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro) en 1999 y la posterior instalación de la base militar estadounidense Camp Bondsteel en Kosovo. La penetración de Alemania y de las monarquías petroleras, en términos económicos, y la hegemonía político-militar de Estados Unidos en los Balcanes (ingreso a la OTAN Bulgaria, Eslovenia, Croacia, Rumania, Albania y Montenegro). El Tribunal Penal Internacional de la Haya para la Antigua Yugoslavia: el juzgamiento selectivo de los criminales de guerra. La geopolítica balcánica del siglo XXI: las ansias por ingresar a la Unión Europea y a la OTAN.
Unidad 4: Historia del Cáucaso; la población autóctona entre otomanos, persas y rusos. Temprana adopción del cristianismo ortodoxo (siglo 4 D.C). Edad media, el imperio otomano conquista las actuales Georgia, Armenia y Azerbaiyán. El islam conquista adeptos: Azerbaiyán, Chechenia, etc. El genocidio Armenio. La efímera República Armenia se divide entre Turquía y la Unión Soviética en 1920. La fugaz República Democrática de Georgia (1918-1921) y su incorporación a la Unión Soviética en 1921. La república democrática de Azerbaiyán (1918-1920).
Unidad 5: La desintegración de la Unión Soviética. Las repúblicas soviéticas de Armenia, Georgia y Azerbaiyán obtienen su independencia. Guerra Civil en Georgia: levantamientos independentistas en Abjasia y Osetia del Sur. Conflicto ruso-checheno: primera y segunda guerra de Chechenia. Los nacionalismos independentistas y el imperialismo ruso. El rol de Georgia como enclave estadounidense en la región. Armenia y Azerbaiyán, piezas clave para las pretensiones de Irán y Turquía de consolidarse como potencias regionales.


[1] Girón Garrote, José. Pajovic, Slobodan (1999). Reflexiones sobre Yugoslavia, en “Los Nuevos Estados de la Antigua Yugoslavia”. Universidad de Oviedo. Oviedo. Pág 17.








Por DIEGO HERNANDO GÓMEZ (*)


Dinko Sakic y su esposa Nada Lubiric en tiempos del Estado Independiente de Croacia

El martes seis de abril de 1998 en el diario La Nación se podía leer lo siguiente: “El último comandante del campo de exterminio de Jasenovac[1], Croacia, vive en la Argentina recluido en Santa Teresita, a 300 kilómetros de Buenos Aires, donde se dedica pacientemente a escribir sus memorias”. Sucedía que el día anterior Canal 13 había puesto en al aire una entrevista a Dinko Sakic, un criminal de guerra croata que había llegado a la Argentina en 1947, en donde no negaba su rol como comandante del campo de extermino más grande de Yugoslavia,  y el tercero en toda Europa después de Auschwitz y Treblinka, durante la Segunda Guerra Mundial. 
¿Pero quién era Dinko Sakic? ¿Cómo había podido pasar desapercibido durante más de medio siglo?¿El Vaticano y el primer gobierno de Juan Domingo Perón habían tenido que ver con su llegada a la Argentina?¿Por qué tanto los dos gobiernos peronistas como la “Revolución Libertadora” se negaron a extraditar criminales de guerra ustashas croatas ante el requerimiento de la Legación yugoslava[2] en la Argentina?   ¿Eran ciertos sus “negocios” en el Paraguay del dictador  Alfredo Stroessner? ¿Por qué Franjo Tudjman, presidente de la Croacia independiente de los años noventa, se entrevistó con él en la Argentina en 1994?  Las preguntas podrían seguir y seguir, pero harían que esta pequeña exploración se convirtiera en una densa biografía política sobre Dinko Sakic, que necesariamente tendría que incluir un análisis descriptivo del movimiento ustasha y su relación con el Vaticano a la vez que se haría necesario comprender la vinculación del movimiento peronista con los criminales de guerra nazi-fascistas llegados a la Argentina luego de la Segunda Guerra. Pero dicha tarea excede los límites del presente artículo, aquí solo se pretende hacer un breve esbozo biográfico sobre uno de los criminales de guerra que habito suelo argentino durante medio siglo, disfrutando de una cálida recepción y una extensa y apacible estadía.

Sus primeros años: el reino de Yugoslavia, la Segunda Guerra y el Estado Independiente de Croacia

En la aldea de Studenci, en la región de Bosnia-Herzegovina, dentro del reino de los serbios croatas y eslovenos[3], el 8 de septiembre de 1921 nació  Dinko Sakic. De nacionalidad croata y religión cristiana católica creció en un Estado caracterizado por una marcada tensión nacional entre el fuerte centralismo opresor de la monarquía pro-serbia y el nacionalismo  independentista croata. Cuando Sakic apenas tenía 7 años moría asesinado en Belgrado el líder del Partido Campesino Croata, Stjepen Radic[4], en el Parlamento (Skupstina en serbo-croata) a manos de un diputado nacionalista pro-monárquico de nacionalidad montenegrina. Más adelante, en 1934 en Marsella, un terrorista de origen macedonio asesinaba a Aleksandar Karadjordjevic, el rey de Yugoslavia, por encargo del movimiento nacionalista ustasha croata. La tensión entre las burguesías serbia y croata era manifiesta y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial no resolvió el problema, más bien todo lo contrario. Luego de que el reino de Yugoslavia cayera bajo el dominio nazi-fascista, se instaló en las regiones de Croacia y Bosnia-Herzegovina el Estado Independiente de Croacia (1941-1945) gobernado por el movimiento ustasha. Rápidamente se levantaron campos de concentración y exterminio en donde fueron torturados y asesinados cientos de miles de personas (en su mayoría serbios, pero también antifascistas de cualquier nacionalidad, gitanos y judíos). Dinko Sakic era muy joven cuando la guerra llegó a Yugoslavia, tenía tan solo 20 años, pero ya en abril de 1941 comenzó a formar parte del gobierno de Ante Pavelic, el “poglavnik[5]”, y un año después se desempeñó como asistente de campo en Jasenovac. Al siguiente año, en 1943,  se casó con Nada Luburic, la hermana del comandante del campo Vjekoslav “Maks” Luburic[6] y en abril de 1944 fue nombrado comandante de Jasenovac, ocupando este cargo hasta que el campo de exterminio fue destruido y abandonado por los ustashas ante la inminente llegada de los partisanos yugoslavos, liderados por Josip Broz “Tito”, a fines de abril de 1945.

Escapando de los partisanos: la ayuda del Vaticano y su llegada a la Argentina

Cuando la guerra se extinguía, Dinko Sakic, su mujer y miles de ustashas (incluido Ante Pavelic) escaparon, evitando que fueran apresados por los partisanos, hacía Austria en donde se ocultaron hasta que pudieron trasladarse a Italia, más precisamente a Roma, donde fueron socorridos por Giovanni Montini (a partir de 1963 y hasta su muerte en 1978, Pablo VI), secretario de asuntos generales del Vaticano. Sakic, como otros tantos ustashas fueron ocultados por la iglesia católica hasta que, por medio de pasaportes falsos otorgados por la Cruz Roja y el primer gobierno peronista pudieron viajar hasta la Argentina. 

Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini, Pablo VI

Los primeros años en la Argentina, tres años en España y sus viajes al Paraguay:

Lejos de evitar su ingreso al país, haciendo caso omiso de la adhesión de la Argentina a los lineamientos de la Conferencia de Chapultepec[7], en donde se establecía no dar refugio y entregar a los criminales de guerra, el gobierno de Juan Domingo Perón se negó a entregarlos sosteniendo que no se encontraban en el país o negando su extradición por considerarlos perseguidos políticos. El gobierno militar, producto de la “Revolución Libertadora”, que acabó con el segundo gobierno peronista, tanto como los que lo sucedieron poco se distanciaron de la política que implicaba, tajantemente, negar la extradición de los criminales de guerra croatas llegados al país. Ante los reiterados pedidos de la Legación Yugoslava en la Argentina (luego embajada) la única respuesta fue la evasión, sosteniéndose que no se tenían registros de que los criminales de guerra croatas se encontraran en el país.

Perón luego de llegar a la Argentina. Atrás a su izquierda Milo Gobetich, el coronel ustasha, a su derecha José Lopez Rega. Ambos tuvieron que ver con la creación de la Triple A.
La complicidad del peronismo, primero, y de los siguientes gobiernos después, explica la tranquilidad, libertad y exposición pública con la que se manejaron los ustashas en la Argentina. Dinko Sakic arribó al país el 22 de diciembre de 1947 con una visa otorgada por el gobierno argentino a bordo del buque “Tucumán” y se instaló con su mujer en la ciudad de Rosario, desempeñándose como pequeño empresario textil hasta 1956, cuando decidió marchar hacia España para colaborar en la dirección de la Resistencia Nacional Croata[8](RNC) que dirigía Maks Luburic. Permaneció en tierras españolas tres años hasta que decidió volver a la Argentina y se radicó en el conurbano bonaerense, en la localidad de San Justo. A partir de la década de 1960, hasta 1972 viajó permanentemente a Paraguay en donde tuvo la oportunidad de conocer a Perón gracias a su amigo ustasha y guardaespaldas del ex presidente, Milo Bogetich[9]. Allí se cree que armó una suerte de campo de entrenamiento militar para croatas ustashas, además de una red de contrabando de armas para promover a la resistencia croata en el exilio.
Entrada la década de 1980 y muerto el símbolo cohesionador yugoslavo Josip Broz “Tito”, sumado a un grave crisis económica que incluyó un proceso inflacionario tremendamente feroz, el movimiento ustasha en el exilio comenzó a ver con buenos ojos la posibilidad de desestabilizar de manera concreta a la República Federativa Socialista de Yugoslavia (SFRJ según las siglas en serbo-croata) con el fin de promover la independencia de Croacia. Sí bien desde sus creación la RNC había llevado adelante atentados terroristas contra objetivos yugoslavos, esto se dio por fuera de la SFRJ y teniendo como blanco principal al personal diplomático que se desempeñaba fuera del país. En un contexto en donde, desde mediados de la década de 1980, el “mundo comunista” de Europa Central y Oriental comenzó a resquebrajarse y la  Perestroika y la Glasnost soviéticas servían como “inspiración” o excusa para llevar adelante, en los países comunistas de Europa Central y Oriental, procesos tendientes a la descentralización política y a la apertura hacia una economía de mercado que no hacía más que brindar condiciones de posibilidad para una restauración capitalista, las posibilidades de “triunfos” para la resistencia ustasha crecían. En Yugoslavia las burocracias socialistas (profundamente deslegitimadas) iban cayendo en desgracia y esto, sumado a la disidencia política,  preparó el camino para la descomposición que no iba a tardar en llegar.

Desintegración de Yugoslavia: guerra civil en Croacia y Bosnia. El menemismo hace negocios

En Croacia el nacionalismo independentista, es decir un camino opuesto a la vía yugoslava, tuvo como obstáculo una guerra civil porque allí vivía un número importante de serbios (cercano al medio millón) quienes desde un primer momento se manifestaron en contra de la declaración de independencia formando milicias y ayudados económica y militarmente por el nacionalismo expansivo de la vecina república de Serbia. Contemporáneo al conflicto en Croacia, en la vecina república de Bosnia-Herzegovina también comenzó una guerra entre tres bandos: los musulmanes[10], los serbo-bosnios y croata-bosnios. Tanto para el conflicto en Croacia, como para el ocurrido en Bosnia-Herzegovina el bando croata obtuvo armamento proveniente del tráfico de armas. De Alemania, Austria, Polonia, España, pero también de Argentina llegó todo tipo de equipo bélico. ¿Pero cómo llegaron las armas desde la Argentina a Croacia? ¿Cómo fue establecido el vínculo entre los independentistas croatas y el gobierno argentino? En principio el gobierno de Carlos Menem rompió el “pacto de silencio” peronista  que ocultaba la relación entre  Juan Domingo Perón y los criminales de guerra ustashas. En un acto celebrado, con el fin de recaudar fondos para la campaña electoral presidencial de 1989, en el Instituto Cardenal Stepinac[11] en el partido de Hurlingham, quien iba a ser el futuro presidente de la Argentina durante diez años hizo pública la amistad entre Ante Pavelic y Perón. Este sinceramiento se ubicó dentro de un marco de acuerdo entre los restos del movimiento ustasha y la fuerza política liderada por Menem, que entre sus negociaciones más relevantes se pueden destacar la venta ilegal de armas a Croacia y la designación de Ivo Rojnica[12] como futuro embajador de Croacia en la Argentina.

El ex presidente de la Argentina, Carlos Menem, juzgado por el tráfico de armas a Croacia y Ecuador
La justicia argentina encontró pistas que pueden probar la injerencia de Dinko Sakic en el tráfico ilegal de armas a Croacia ; durante 1986, cuando lejos estaba la guerra por estallar en Yugoslavia, el último comandante de Jasenovac intentó reunirse con el entonces Ministro de Defensa Raúl Borrás con el fin de comprar armas para financiar la resistencia croata en el exilio. El fiscal de la causa por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador, Carlos Stornelli, probó que en 1990 Sakic se había reunido con Diego Gonzalez de la Vega, miembro de la cúpula de la Dirección de Fabricaciones Militares, para conseguir armas para Croacia[13]. En ambos casos la búsqueda quedó en la nada, pero en los años siguientes la venta de armamento iba a ser un hecho consumado.
Con un pasado ligado al tráfico ilegal de armamento en el Paraguay, parece haber estado involucrado en el negocio entre el gobierno argentino y el movimiento separatista croata, y sus relaciones con altos funcionarios y parlamentarios del menemismo son indicador para dar cuenta de ello. En un reportaje concedido a la revista croata Magazine, en 1992, reconoció haber tenido fluidas relaciones con Eduardo Menem, quien fuera presidente de la Cámara de Senadores durante el menemismo: “Tengo amigos influyentes en la Argentina, especialmente en el Ejército. Tengo muy buenas conexiones en el Congreso y conozco senadores influyentes. Mi amigo personal es el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, y él ayudó a que Croacia fuera reconocida”[14]. En el año 2001 el semanario Croata Globus describió la participación de Sakic como intermediario en la venta de armas al independentismo croata liderado por Franjo Tudjman[15]. Para llevar adelante la operación el dinero era enviado desde Croacia a través de la empresa R H Alan y recibido por la compañía Debrol Internacional Trade, que tenía oficinas en Buenos Aires y Montevideo. Debrol pertenecía al traficante de armas Diego Palleros, quien tenía contactos con el movimiento nacionalista de los carapintadas y el gobierno de Carlos Menem. La conexión que establece el semanario croata Globus, entre Sakic y la venta ilegal de armas, se sustenta en que el ex comandante de Jasenovac daba, para quien quisiera comunicarse con él, el número 00541 552 3946 que era el mismo registrado en la firma Debrol[16].
La ligadura de Sakic con el nacionalismo croata es innegable, en 1994 tuvo la oportunidad de reunirse con el flamante presidente de la recientemente independiente república de Croacia, Franjo Tudjman, durante la visita que el líder croata realizó a la Argentina. El encuentro se produjo en el Círculo Militar y si bien fue acotado en el tiempo, es significativo que el jefe de Estado croata se haya reunido con el último comandante de Jasenovac. 

Extradición y juicio en Croacia

El 10 de abril de 1998, tan solo cinco días después de que se hiciera público el reportaje televisivo en Canal 13, la embajada de Croacia en la Argentina pedía su extradición con el fin de llevarlo a juicio por los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial. Dos meses más tarde, el 15 de junio,  dejaba la Argentina en el vuelo 517 de Lufthansa para viajar con destino a Zagreb, capital de Croacia. La justicia Argentina, por medio del juzgado Federal de Dolores a cargo del juez Bernasconi, hizo viable la extradición fundada en el decreto presidencial Nº 583 donde se sostenía que  “existirían motivos fundados para sospechar que el acusado cometió delitos contra la humanidad y el derecho internacional”[17]
El diario La Nación cuestionaba la salida del criminal de guerra: “La extradición se concretó sin que se pudiera saber cuál fue la suerte que corrió la denuncia realizada por el abogado Ricardo Monner Sans, quien pidió que se investigue cómo ingresó Sakic en el país y con que documentos se movilizó hasta que, finalmente, consiguió la ciudadanía argentina”[18]. Pero la denuncia de Monner Sans parece quedar demasiado chica, pues preguntarse tan solo por el ingreso al país y la posterior consecución de la “legalidad” para habitar suelo argentino es quedarse en el comienzo,  en el primero de los movimientos, en el paso inicial de un criminal de guerra que durante medio siglo estuvo dedicado, conjuntamente con otros ustashas, a la desestabilización de la SFRJ, por un lado, y a proveer “cuadros calificados” y armamento a diversos regímenes impopulares y dictatoriales como los de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana y  Alfredo Stroessner en Paraguay. 
Que Dinko Sakic fuera extraditado a Croacia parece haber sido un premio a su “larga” trayectoria más que un castigo. Ser juzgado por un Estado que nació como oposición, nacionalista de derecha, a Yugoslavia lo ubicó en el mejor de los escenarios “para pagar sus crímenes”. Franjo Tudjman, presidente de Croacia en el momento de la extradición,  en más de una oportunidad “disminuyo” la cantidad de víctimas en el campo de exterminio de Jasenovac, al tiempo que reivindicó la figura de Ante Pavelic sosteniendo que sí bien los medios no fueron los correctos el fin que perseguía el “poglavnik” y su gente estaba harto justificado. 

“Tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer”[19]. 

Los cientos de miles de muertos en Jasenovac y otros campos de extermino a manos del régimen ustasha parecen no descansar en paz. Los responsables de aquella masacre, entre los cuales estaba Sakic, encontraron hogar en la Argentina, en donde fueron tratados como honorables huéspedes. Durante décadas, todos los gobiernos de turno (peronistas, radicales y militares), hicieron caso omiso de los infinitos pedidos que realizaba la embajada yugoslava en la Argentina para poder extraditarlos y juzgarlos. Sin embargo, para fines de la década de 1990, cuando ya casi todos los criminales se encontraban muertos, se realizó la primera extradición. Como un agrio chiste de la historia el último comandante de Jasenovac iba a ser juzgado cuando los restos de la fuerza política, que había frenado la barbarie nazi-fascista de la Segunda Guerra Mundial, se terminara de extinguir, producto de los nacionalismos independentistas croata, esloveno, musulmán, albanés y los intereses hegemonistas serbios. Entonces, llegaba el tiempo de ser “juzgado” por sus “crímenes”. La sonrisa de Sakic, congelada en su rostro, en sus últimos momentos en Argentina y durante su juicio en Croacia  parecía sintonizar con otra sonrisa,  la del ministro del Interior de la recientemente unificada Alemania quien, en 1992, declaraba: “Helmut Kohl ha conseguido lo que no obtuvieron ni el Emperador Guillermo ni Hitler”[21], aquí se agrega lo que el funcionario bávaro no se animó a decir: la conquista de Los Balcanes. 

[1] Jasenovac fue el campo de exterminio más grande de toda Yugoslavia y el tercero en toda Europa. Allí fueron asesinadas cientos de miles de seres humanos. Comenzó a funcionar en agosto de 1941 y fue abandonado por sus creadores a fines de abril de 1945.
[2] La legación yugoslava en la Argentina tenía amplio conocimiento de la llegada y el accionar de los ustashas en la Argentina. No tanto por posibles reportes de su servicio de inteligencia sino porque la vida ustasha  era pública llegándose a crear en nuestro país el gobierno en el exilio.
[3] El reino de los serbios, croatas y eslovenos fue creado en diciembre de 1918 bajo la dinastía serbia Karadjordjevic, luego, a partir de 1929 pasó a llamarse reino de Yugoslavia. Dejó de existir el 17 de abril de 1941 cuando capituló ante la invasión nazi-fascista en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
[4]  Stjepen Radic fue el líder del nacionalismo croata moderado desde principios de la década de 1920 hasta su muerte en 1928. Su partido (el Partido Campesino Croata) pretendía llegar a obtener una mayor autonomía dentro del marco del reino de los serbios croatas y eslovenos, en una primera instancia, y luego, por medio de una negociación, llegar a obtener la independencia total.
[5] Ante Palevic, líder del movimiento ustasha y presidente del Estado Independiente de Croacia durante la Segunda Guerra Mundial. Era apodado poglavnik, que en serbocroata quiere decir líder, jefe. Cuando la guerra se terminaba huyó hacía Austria, primero, y luego permaneció un tiempo en Italia, donde fue protegido por el Vaticano. En 1947 viajó hacia la Argentina, en donde residió hasta que fue baleado por agentes yugoslavos. Decidió abandonar el país ese mismo año rumbo a Paraguay, para recalar finalmente en la España de Franco en donde finalmente pereció en 1959.
[6] Vjekoslav “Maks” Luburic, Comandante de Jasenovac y uno de los miembros más importantes del gobierno ustsha. A diferencia de Pavelic, Sakic, Rojnica y otros cientos de criminales de guerra, no se exilió en la Argentina sino que vivió en Valencia, España, hasta que fue asesinado por Ilija Stanic (un agente del gobierno yugoslavo) en 1967. Desde España era uno de los principales organizadores de la resistencia croata en el exilio. Sin embargo, por cuestiones  relativas a negocios y egos de liderazgo la relación con el “poglavnik”  se fue deteriorando y existen versiones que ligan su muerte a la viuda de Ante Pavelic.
[7] En el apartado VI “Crímenes de Guerra” se lee lo siguiente: “Recomendar a los mismos Gobiernos que, a petición de cualquiera de las Naciones Unidas y de conformidad con el procedimiento que se acuerde según el numeral siguiente, entreguen los individuos acusados de tales crímenes a la Nación Unida requiriente o a la custodia de los organismos de las Naciones Unidas que se establezcan para juzgar y castigar a tales criminales”.
[8] La Resistencia Nacional Croata fue fundada en 1955 por Vjekoslav “Maks” Lubiric  con el fin de desestabilizar al gobierno yugoslavo y luchar por una Croacia independiente y alejada del comunismo.
[9] Su verdadero nombre es Mile Ravlic pero luego de la guerra Segunda Guerra comenzó a usar falsa identidad de Milo Gobetich. Con un pasaporte de la Cruz Roja consiguió llegar a la Argentina en 1947 radicándose en la ciudad de Mendoza. Al poco tiempo consiguió hacerse de la ciudadanía argentina. Se desempeñó como guardaespaldas de Ante Pavelic hasta que en 1957 se marchó a la República Dominicana donde se encontró con Perón, quien lo recomendó ante el dictador Trujillo. En dicho país se desempeñó como reclutador de tropas croatas para pelear contra fuerzas de izquierda. Más adelante comenzó a desempeñarse como guardaespaldas de Perón y su mujer, pero es considerado uno de los creadores de la Triple A.
[10] Dependiendo del contexto histórico y la coyuntura política puede cambiar la denominación de un determinado grupo de personas, que por otro lado no se mantiene estático en el tiempo. Los musulmanes que habitaban Bosnia-Herzegovina (así se los denominaba en las dos experiencias estatales yugoslavas, el reino y la república socialista)
[11] El cardenal Aloysious Stepinac fue la figura más importante de la iglesia católica croata durante el Estado Independiente Croata en la Segunda Guerra Mundial. Finalizada la guerra, en el marco de la República Federativa Socialista de Yugoslavia, fue juzgado y condenado por ser considerado culpable de complicidad para con el régimen ustasha.
[12] Ivo Rojnica fue funcionario del Estado Independiente de Croacia desempeñándose como un alto funcionario en el distrito de Dubrovnik. Cuando llegó a la Argentina mantuvo buenas relaciones con los gobiernos de turno desempeñándose como empresario textil, pero sin abandonar nunca la lucha por una Croacia independiente separada de Yugoslavia.
[13] Montes de Oca, Ignacio (2013). Ustashas. El Ejército Nazi de Perón y El Vaticano.Sudamericana. Buenos Aires
[15] Camarasa, Jorge (2012). Odessa al Sur. La Argentina como refugio de los nazis y criminales de guerra. Aguilar. Buenos Aires
[16] Montes de Oca, Ignacio (2013). Ustashas. El Ejército Nazi de Perón y El Vaticano.Sudamericana. Buenos Aires
[17] http://www.lanacion.com.ar/100354-dinko-sakic-viaja-a-croacia-para-ser-juzgado-por-crimenes-de-guerra 
[18] http://www.lanacion.com.ar/100354-dinko-sakic-viaja-a-croacia-para-ser-juzgado-por-crimenes-de-guerra
[19] Benjamin, Walter (2008) Tesis sobre la historia y otros fragmentos. ITACA. México D.F.


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Por Martín Paolucci
Hace casi 26 años, el 8 de agosto de 1990, la República del Perú inauguró la que hasta ahora ha sido su política de Estado más duradera: Un modelo económico neoliberal de mínima regulación estatal.
Privatizaciones, desregulación total, flexibilización laboral y salarios de los más bajos de la región ("competitivos" según la jerga de las elites financieras), tarifas casi nulas a las importaciones, retenciones mínimas en exportaciones y extracciones mineras (su principal ingreso), etc.
Estas medidas, que acompañan la excesiva informalidad que ha caracterizado a los trabajadores peruanos desde hace décadas, un 70% de trabajo en negro es el fijo según el instituto de estadísticas del Ministerio de Trabajo nacional, han logrado lo que muchos economistas y periodistas conservadores denominan "el milagro peruano". Un "milagro" basado en la extracción de plata y oro (lo mismo que se hacía en la época del Virreinato del Alto Perú) que ha llevado a un alto crecimiento macroeconómico y a una nula inflación, mal que otrora había aterrorizado a los peruanos. Un "milagro" que pese a tener un cuarto de siglo en funcionamiento convive con la realidad de las provincias del Sur andino y las barriadas metropolitanas (Pobladas en su mayoría por indígenas y negros). Ayacucho, Cajamarca y Huancavelica tienen casi el 60% de su población bajo la línea de pobreza. Datos similares se observan en barrios limeños como "Villa El Salvador". 

Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori, los dos contendientes, no sólo no cuestionan en ningún aspecto este modelo. Provienen, por historia personal, de sus frutos. Y pese a todo, las palabras "cambio" y "lucha contra la pobreza" abundan en sus discursos.

Kuczynski, de 78 años, e hijo de un científico polaco-alemán escapado del nazismo, es un prestigioso economista con nacionalidad norteamericana que ingresó a la política en la década del ’60 luego de trabajar como ejecutivo de distintas compañías petroleras y mineras multinacionales. Su apuesta era la derecha institucionalista de Fernando Belaúnde Terry, un presidente que fue derrocado en 1968 por militares nacionalistas que lo acusaban, entre otras cosas, de permitir la entrada de la petrolera norteamericana Standard Oil a cambio de sobornos. Uno de los funcionarios señalados en esto, sin ninguna evidencia judicial claro está, fue Kuczynski, quién venía de trabajar en ese sector. Luego del Golpe este se refugió en Estados Unidos y continuó su carrera en el sector privado.
El regreso a la presidencia de Belaúnde Terry luego del regreso a la democracia formal en 1980, vino con un regalo para Kuczynski, lo nombró Ministro de Energía y Minas. Este impulsó desde su cargo la denominada Ley Kuczynski, la que ampliaba los permisos de explotación para empresas petroleras extranjeras, y además les concedía extensiones impositivas (Perú tenía por esos años un monopolio estatal del petróleo, herencia de la nacionalización emprendida por el gobierno de Velasco Alvarado, el militar que derrocó a Belaúnde Terry). La Ley Kuczynski fue tan impopular en un país en donde el nacionalismo seguía siendo fuerte, que en 1985 debió ser derogada y en 1986 Kuczynski volvía a su trabajo habitual, ser ejecutivo de multinacionales extractivistas.
Su última incursión en la administración estatal fue del 2001 al 2006, como Ministro de Economía y luego Primer Ministro del gobierno de Alejandro Toledo, sucesor de la dictadura pseudo democrática de Alberto Fujimori, padre de Keiko, la otra contendiente del balotaje.
En la administración Toledo, Kuczynski impulsó desde el Ministerio de Economía leyes que favorecieron, una vez más, a empresas energéticas multinacionales. Pero la privatización de la energía en Arequipa llevó a protestas tan masivas que debió renunciar al cargo. Fue como Primer Ministro en sus negociaciones con el Fondo Monetario (que ayudó con generosos préstamos al Perú) y con el gobierno de Bush, con el que planeó la firma de un tratado de Libre Comercio, que tuvo más éxito. Éxito macroeconómico que no le sirvió a la hora de presentarse de candidato a Presidente. Quedó afuera en 2011. Al parecer hoy, a sus 78 años, sería su último intento.
Keiko Fujimori, a diferencia del pálido y portador de gruesos anteojos Kuczynski, es una política nata. Simpática, de sonrisa permanente y portadora de un charme oriental que se mimetiza cómodamente con la cosmovisión andina, es la representante de una derecha populista que asusta a gran parte del espectro político peruano debido a que representa a los seguidores de su padre, un presidente democrático que mutó en dictador y cuyo gobierno cometió graves actos de corrupción y, peor aún, indiscriminadas violaciones a los derechos humanos. Su gran popularidad entre las pauperizadas masas urbanas y rurales del Centro y Norte del país (en el sector más pobre del país, el Sur Andino, la candidata más votada fue Veronika Mendoza, exponente de la nueva izquierda peruana que no llegó al balotaje por poco, quedando detrás de Kuczynski) no quita el hecho de que fue la Primera Dama (luego del divorcio y posterior persecución hacia su madre) del gobierno que inventó el neoliberalismo allá peruana. El gobierno de Alberto Fujimori.
Fujimori padre, cuyos ex ministros y colaboradores hoy acompañan entusiasmados la posibilidad del ascenso de Keiko poder, es un ingeniero agrónomo de origen japonés que ganó las elecciones de 1990 prometiendo combatir la hiperinflación a través de un gobierno honesto, eficiente y sin ajuste económico. Menos de un mes después de asumir rompió su promesa y lanzó el llamado "Fujishock", un brutal programa de liberalización económica, privatizaciones y congelamiento de salarios que pese a destruir millones de puestos de trabajo en la pequeña industria consiguió la estabilidad económica que dió origen al así llamado "milagro peruano". Esto de la mano de un "Autogolpe" de estado en 1992 donde cerró el Congreso, años de violaciones a los derechos humanos en el marco de la lucha contra el grupo maoísta "Sendero Luminoso" y escándalos de corrupción junto a un oscuro abogado y servicio de Inteligencia, Vladimir Montesinos. Escándalos que se comprobaron a través de una filtración de filmaciones de sobornos a políticos y empresarios y que culminó con la renuncia por Fax de Fujimori desde Japón, quién acaba de ganar su re-reelección a través de elecciones amañadas en el año 2000. Elecciones que pese a las irregularidades ampliamente demostradas indicaban que Fujimori seguía siendo altamente popular en su país.
El rol de Keiko en el gobierno de su padre fue de Primera Dama, luego de que este se divorciara y persiguiera a través de los servicios secretos a su madre, Susana Higuchi. Su temple luego de la caída en desgracia de Alberto le otorgó una gran popularidad entre el pueblo "fujimorista", y fue, luego de la detención y condena a prisión perpetua de su padre luego de su regreso al Perú que la llevaron a ser la referente indiscutida del Fujimorismo. Una referente que debido a la falta de respuestas que los gobiernos del 2000 hacia acá han tenido hacia las mayorías populares puede regresar de la mano de su propuesta de mano dura y eficacia económica. Con planes como, por ejemplo, autorizar la minería informal, que no es más que la autorización a caudillos locales del interior a continuar con la explotación de minas que se encuentran en su mayoría cercanas a poblaciones indígenas, las que padecen condiciones de explotación laboral y contaminación. Fenómeno denunciado por sindicatos y ONGs tanto nacionales como internacionales.
Es en estos términos que aparecen las diferencias entre Kuczynski y Fujimori. Minería trasnacional para Kuczynski y Minería trasnacional, e informal, para Fujimori. Dos caras de un mismo modelo económico y social. Una política de Estado desde 1990.

Abdullah  Öcalan es el líder político  indiscutido del pueblo kurdo, la “nación sin estado” (según las categorías políticas occidentales) más grande del mundo, con cerca de 50 millones de habitantes, que mayoritariamente ocupan los territorios de los cuatro estados-nación que los oprimen: Turquía, Siria, Irak e Irán.

Öcalan, nacido en 1949, fue atrapado en Kenya por los servicios secretos de EEUU, Turquía e Israel, y se encuentra preso en la isla de Imrali, un pequeño territorio insular turco donde se encuentra enclavada una cárcel de la que durante años (entre 1999 y 2009), "Apo" (Tío) como se lo conoce popularmente, fue el único prisionero, custodiado por alrededor de mil guardias.

El juicio mediante el que Apo fue condenado a cadena perpetua (en realidad, fue sentenciado a la pena capital, que con posterioridad Turquía abolió en el marco de sus intentos por ingresar a la Unión Europea) fue objeto de muchísimas críticas. No solamente por la violación extrema de derechos y garantías procesales propias de un sistema penal democrático, sino por la imprecisión de la acusación y la manipulación de las pruebas recolectadas durante un debate al que sus seguidores (millones de kurdos), caracterizan como una ficción.
También despertó la indignación de millones de kurdos y hasta la inmolación de 60 personas, que se quitaron la vida como manifestación de protesta por la detención de su máximo referente.

En su momento, la Corte Europea de Derechos Humanos (TEDH) condenó a Turquía por infligir un «trato inhumano» al líder kurdo. Según el tribunal, «un número de factores, tales como la falta de comunicación que permita evitar el aislamiento social de Öçalan o la persistencia de importantes dificultades de acceso a la cárcel hasta el 17 de noviembre 2009 constituyen un trato inhumano».


A pesar de que a partir de esa fecha Öçalan, de 64 años, fue reagrupado con otros cinco presos y la frecuencia de las visitas aumentó, el TEDH estimó que «en ausencia de cualquier mecanismo que permita revisarla, la pena de prisión perpetua impuesta al referente kurdo es una sanción incompresible e igualmente constituye un trato inhumano».
Según Estrasburgo, una pena de prisión «debe ser compresible, es decir, debe ofrecer tanto una oportunidad de alargamiento como la posibilidad de revisarla».
No obstante esta condena, el mismo Tribunal se negó a aceptar el pedido del cautivo para que se realizara una repetición de su juicio, en condiciones más compatibles con el paradigma del debido proceso legal.

Öcalan, todavía muy poco conocido en nuestra región, ha escrito durante sus años de encierro una obra  que bien podría catalogarse como uno de los hallazgos de teoría política más importantes desde de la caída de los socialismos reales.

Impedido prácticamente de recibir visitas, incluso a sus propios abogados, Öcalan ha reflexionado y escrito compulsivamente durante más de quince años, y su obra, lenta y trabajosamente, comienza a darse a expandirse por todo el mundo.

Un nuevo pensamiento, anticapitalista, anticolonial, antipatriarcal y con pretensión democrática y emancipatoria, nace en el Oriente Medio. Como lo caracteriza Atilio Borón en el prólogo del primer tomo de su libro "Orígenes de la Civilización", esta ideología contrahegemónica podría carcterizarse como "socialista y antiimperialista, feminista y antiestatal, comunitaria y ecologista".

Utilizando un lenguaje provocativo pero cálido, rigurosamente teórico pero a la vez accesible y preciso, el referente kurdo traza una semblanza acabada del mundo, de su historia, de la filosofía universal, de las principales ideas liberadoras generadas durante la modernidad,  y con ellas reinventa una dialéctica del  "permanente retorno" a sus tradiciones más profundas (el pueblo kurdo tiene una historia de luchas de más de 5000 años), abjurando de la modernidad capitalista, sus formas de apropiación y degradación de los recursos de la humanidad y sus productos culturales, acuñando en su lugar, como propuesta política, el concepto de "confederalismo democrático".
Öcalan no escatima reservas para con el marxismo ortodoxo, los movimientos de liberación nacional y las socialdemocracias. Su pensamiento deriva fatalmente en una caracterización crítica de los regímenes de países tales como Turquía, Siria e Irán, a las que señala como "imperialismos micro", poniendo seriamente en cuestión los vínculos que, con matices, se han estrechado durante el esplendor de los populismos latinoamericanos con Irán. Desde las perspectivas teóricas lideradas por Öcalan, estos acercamiento importaron gruesos errores políticos. No solamente por la connotación indiscutiblemente teocrática y antidemocrática del país persa, sino porque, para ellos, "una cosa es tener contradicciones con el imperialismo y otra cosa es estar en contra del imperialismo". Una mirada que, bien observada y proveniente de la realidad de ese margen, convoca a una urgente discusión en materia teórica y geopolítica sobre esos y otros aspectos.
Entre los cuales estaría la posibilidad de someter a la consideración de tribunales de opinión no solamente la situación de Öcalan, sino la conmovedora cantidad de crímenes masivos cometidos en medio Oriente por parte del imperialismo y sus aliados.

Finalmente, se concretó el golpe blando contra la democracia brasileña. Esta vez fue un Congreso desautorizado política y éticamente, quien decidió la suerte del PT, acaso la experiencia inclusiva más multitudinaria de  la historia reciente de América Latina.
Las grandes cadenas comunicacionales, en cumplimiento del rol que les asignan estas novedosas instancias destituyentes, han salido a cuestionar la existencia del golpe, basados en argumentaciones tales como que la suspensión de la Presidenta Dilma Rousseff se produjo como consecuencia del funcionamiento de mecanismos institucionales previstos por la Constitución brasileña y que no ha habido "violencia" en la consumación de esa resolución, que conmociona al mundo entero. Se trata de un hiato político que afecta a la séptima economía del planeta y, como suele suceder en estos casos, la deposición de la Presidenta electa por el pueblo se perpetra contra un gobierno autonómico, no alineado con las políticas de EEUU, que promocionó socialmente a más de 35 millones de habitantes. 
Casi la misma cantidad que la población argentina, para que tengamos una idea más clara. También, como es de práctica, la derecha política brasileña y los sectores más concentrados de la burguesía litoraleña apoyan este giro hacia un neoliberalismo descarnado y el ajuste que viene.
Si algo no debería discutirse es que estamos ante un nuevo capítulo de los muchos golpes blandos que ideara el politólogo americano Gene Sharp, que se dieron en los últimos contra distintas expresiones de gobiernos no alineados con los dictados del Washington.
Es obvio que, en estos casos, la legalidad aparente no suele armonizarse con la legitimidad de una medida como la adoptada. La suspensión de una presidente elegida hace poco tiempo por la mayoría de los brasileños, por hechos que ni siquiera suponen conductas dolosas que afectan el parimonio común de los brasileños, luce claramente desproporcionada. Y como un pretexto para terminar de perpetrar lo que fue: una aventura golpista. Que, por supuesto, no fue violenta, si entendemos que puede considerarse como tal la burla de la voluntad popular.
Justamente, lo que Sharp define es que este tipo de asonadas encarnan “acciones no violentas”. Por lo tanto, va de suyo que esas prácticas políticas no deben ser violentas, aunque hay mucha tela para cortar en orden al análisis del concepto de la violencia política. Este tipo de golpes exentos de violencia convencional, son parte de las guerras de cuarta generación que apelan durante el siglo XXI a armas psicológicas, sociales, económicas y políticas.
Sharp mismo ha explicado esto más claramente: “en los Gobiernos, si el sujeto no obedece los líderes no tienen poder. Estas son las armas que en la actualidad se usan para derrocar Gobiernos sin tener que recurrir a las armas convencionales”.
Sharp, cabe aclararlo, abjura de las guerras convencionales por su ineficacia y sus costos de toda índole, y las sustituye por medidas que van desde el debilitamiento gubernamental hasta la fractura institucional.
En su ensayo “De la dictadura a la democracia”, que describe nada más y nada menos que 198 métodos para derrocar Gobiernos mediante “golpes suaves”, considera que la estrategia se puede ejecutar en cinco pasos, que en su momento fueron resumidos por la agencia Russia Today.
La primera etapa es promover acciones no violentas para generar y promocionar un clima de malestar en la sociedad, destacando entre ellas denuncias de corrupción, promoción de intrigas o divulgación de falsos rumores. Eso ha ocurrido en todas las democracias de Améroca Latina, y Brasil no podía ser la excepción.
La segunda etapa consiste en desarrollar intensas campañas en “defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos”, acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el Gobierno en el poder. Recordarán ustedes las proclamas y consignas golpistas y desestabilizadoras exteriorizadas por diversos poderes fácticos brasileños, e incluso por políticos y parlamentarios.
La tercera etapa se centra en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales y en la manipulación del colectivo para que emprenda manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones. Está fresca en la memoria del Continente la sucesión de marchas y manifestaciones por diversos motivos que venían sucediéndose en Brasil en los últimos años, las que eran visualizadas como "espontáneas".
La cuarta etapa pasa por ejecutar operaciones de guerra psicológica y desestabilización del Gobierno, creando un clima de "ingobernabilidad".  Con el pretexto del derroche que habrían significado la organización del campeonato mundial de fútbol y las olimpíadas, esta etapa fue notoria.
La quinta y última etapa tiene por objeto forzar la renuncia del Presidente de turno, mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en la calle. Paralelamente, se prepara el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país.
No se logró la renuncia. Pero un juicio político no se le puede negar a nadie. Mucho menos, si se trata de un gobierno popular.

Fuente: Russia Today en español.