Por Diego Hernando Gómez

En el mundo de hoy se han acumulado inmensos valores materiales y espirituales, fruto de los esfuerzos seculares de la humanidad, de las conquistas que hicieron época en el dominio del conocimiento. Una tarea primordial de la comunidad humana es la de velar a que estas conquistas se pongan no al servicio de la destrucción de la civilización, sino al servicio del progreso y de la paz, de la transformación de la naturaleza en provecho del hombre, del mejoramiento de las condiciones de vida de los que habitan nuestro planeta. Eso es justamente el problema cardinal del mañana, del porvenir de la sociedad humana…”(1).

Por Eduardo Luis Aguirre

Hoy se conmemoran 15 años de la primera vez en la historia que los Estados Unidos sufrieron un ataque en su territorio. De acuerdo a la versión oficial, los embates terroristas tuvieron lugar en el corazón mismo del capitalismo financiero, y sus consecuencias, más allá de la cifra estremecedora de muertos, influyeron decisivamente en el rearmado geopolítico del mundo.

 Por M. Emilio Gutiérrez Guerrero

 

El Senado de Brasil aprobó por 61 votos a 20 la destitución de la presidenta Dilma Rousseff por manipulación de las cuentas públicas, y puso así fin a 13 años de gobiernos del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).

Es el tercer golpe a un gobierno de los denominados progresistas.

En distintas oportunidades, desde este mismo espacio, hemos analizado el rol de los grandes medios de comunicación y sus actuales potencialidades, capaces de falsear la realidad histórica, participar de operaciones concertadas, legitimar guerras y gigantescas masacres, desestabilizar gobiernos y aupar candidatos, entre otros ejemplos recientes ocurridos en todo el mundo.

 
La prensa occidental dominante, en líneas generales, prefirió comportarse en los últimos años respetando el clima de época. Ese que asigna a los grandes medios de comunicación el rol de garantes del capital, asegurando los liderazgos de las potencias que lideran la globalización de las finanzas y protagonizan, con ese objetivo, sistemáticas masacres a las que se ha denominado genocidio por goteo, y que son presentadas, paradojalmente, como "guerras humanitarias", eufemismo con el que se denominan las estrategias sin precedentes de control global punitivo.
Por Eduardo Luis Aguirre
 
Sugiero comenzar este análisis poniendo las cosas en un contexto meramente descriptivo, que deje de lado, sólo por un momento, el archipélago de conjeturas y tensiones ideológicas y políticas que atraviesan la realidad turca.
El 13 de mayo de 1990, un año antes de que estallara la guerra de los Balcanes, unos pocos miles de hinchas del Estrella Roja de Belgrado, el club con el que simpatizara el Mariscal Tito y uno de los dos más populares de Serbia, se dirigían en tren hacia Zagreb, donde su equipo habría de disputar un clásico especial contra el Dínamo de la capital croata.
Muchas veces evocamos el concepto de tareas incumplidas para aludir a las asignaturas pendientes de algunos populismos latinoamericanos que atraviesan actualmente instancias complejas. Algunos ejemplos permiten comprender mejor nuestras recurrentes conjeturas en ese sentido.