Por Eduardo Luis Aguirre

El Partido Popular espera dar mañana el golpe de gracia y desalojar al socialista Pedro Sánchez del gobierno español.

Las elecciones generales de este domingo parecen arrojar un resultado  conservador que no sólo surge de las distintas encuestas y de la reciente victoria en los comicios regionales sino, fundamentalmente, del profundo descrédito del experimento PSOE-UP.

Los populares descuentan que, para ser gobierno, tal vez deban hacer alianzas con la formación VOX, algo que no parece preocuparle demasiado en vísperas de la votación. La “izquierda”, española, reducida a la mínima expresión del progresismo, parece carecer de herramientas para revertir una situación de desgaste político y depende de que la remanida receta de intentar despertar la alarma social contra la posible "llegada del fascismo" surta esta vez efecto. El diario Público, que acompañó en general la agenda singular del actual gobierno, no tuvo pruritos en consignar en su portada del día de a fecha que este punto de inflexión histórico del país puede resumirse en la disyuntiva de “avanzar o retroceder 40 años en derechos de las mujeres y las personas LGTBI+, la gran batalla este 23J”. Con esa perspectiva política del actual cuadro de situación sólo restaría esperar los guarismos finales que llevarán al conservadurismo de nuevo al gobierno peninsular. Mientras tanto, Rajoy y Aznar, dos ex presidentes de gobierno de triste memoria, han decidido jugar fuerte y acompañaron al líder popular Alberto Núñez Feijóo durante la campaña. Simbolismo y materialidad política al servicio de un retorno preocupante. 

Las izquierdas occidentales, puestas en el brete de dar luchas defensivas siguen sin aprender de la historia y parecen negar la imperiosa necesidad de rediscutir una agenda que exceda el ponderable horizonte de los derechos civiles y políticos y la protección de las minorías. El socialismo, Unidas Podemos, Sumar y otros espacios afines tienen una grandísima responsabilidad política si regresara al poder una expresión nefasta del conservadurismo hispánico. Desde la falta de respuesta a problemas económicos y sociales críticos y la banalización reiterativa de ciertas categorías políticas hasta una toma de posición absurda de cara a la guerra en Ucrania, la izquierda española ha sufrido estos años de gobierno como un verdadero calvario. Mientras tanto, el trabajoso favor popular se le escapaba inexorablemente de las manos y auguraba el esperable desalojo de la Moncloa.

Esta debacle no nos resulta ni desconocida ni novedosa. Por el contrario, es un espejo adonde deberían mirarse las militancias y los intentos emancipatorios que se ensayan en el resto de los países del mundo. Mañana hablarán las urnas en España. Momentos de tensa vigilia y profunda reflexión atraviesan a las expresiones populares de todo el mundo.

Imagen: Cadena Ser.