Por Eduardo Luis Aguirre

 

 



¿Pueden los jueces comprender que quizás la reproducción de un hecho histórico es un mandato de cumplimiento imposible? ¿Pueden asumir que la conminación ritual de decir” la verdad y nada más que la verdad” puede significar, la mayoría de las veces, una nueva penosidad que el proceso infiere a aquellos testimonantes, que además han sido víctimas de un hecho traumático acaecido meses, años o décadas antes de esa declaración que se le requiere?

Por Ignacio Castro Rey (*)

 

 

 

 

Sería grato que todo el mundo delirase, como piensan algunos psicoanalistas. Lo preocupante es más bien lo contrario, un masivo conductismo que hace previsibles a los otros hasta en su mala educación. Posiblemente la repetición de la exigencia «Demuestra que no eres un robot» expresa un peligro de automatización en la misma carne. Si es así, asistiríamos a una pavorosa pérdida de mundo en cada uno de nosotros.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 


La pandemia, como acontecimiento, pudo y puede observarse desde una enorme disimilitud de perspectivas. Una de ellas, quizás no demasiado atendida, fue (y es) su decisiva capacidad de intervención en el tiempo y en la vida cotidiana de los sujetos.

Por Jorge Alemán (*)



El Nombre del Padre, es la función lógica que permite estabilizar la relación significante - significado .Gracias a esa función ingresamos al lenguaje sin tener que pasar por la experiencia de sentir a la lengua como una intrusión aluvional de significantes que se disparan o se congelan en significaciones fijas y coercitivas.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

 



Durante su juventud, Friedrich Nietzsche escribió un breve artículo que tituló “Fatum e Historia”. El texto, en líneas generales, no fue atendido durante décadas, hasta que la realidad objetiva de las grandes tragedias históricas lo puso definitivamente en valor. A los diecisiete años, el filósofo había logrado profundizar y enlazar las relaciones entre la autonomía de la voluntad humana y la acción (1).

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

 

 

La ultraderecha necesita un enemigo. Los desvaríos épicos deben trascender la palabra y traducirse en acción. La acción es contrapuesta a la teoría y a la razón y en ese fluir se glorifican la violencia y la guerra. Ese enemigo, desde luego, es un sujeto que resume todos los males y explica las frustraciones y desventuras, incluso las propias.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

El día después comienzan las especulaciones y la búsqueda de las más variadas causales para explicar el resultado rotundo del plebiscito chileno. El mismo pueblo que hace un par de años votó por una transformación de las instituciones trasandinas acaba de rechazar la propuesta de reforma constitucional del gobierno.

Por Lidia Ferrari (*)

 


El atentado contra Cristina nos puso de frente a la gravedad de la situación política argentina y los riesgos de la dirigente más importante del país (y con ella la del país mismo). Nos puso en frente la imagen de lo que podría haber ocurrido si el proyectil hubiera partido del arma del atacante. Pero, precisamente, porque eso no ocurrió, recordé a la diosa Fortuna de los romanos (Tyche, la diosa griega de la fortuna, el azar y el destino).