Por María Liliana Ottaviano

Un evento se consolida como disruptivo cuando desorganiza, desestructura o provoca discontinuidad. La desorganización y lo que ocurra con ella no le pertenecen al evento sino que dependen del sujeto que lo vive” (1).




Desde esta cuarentena, que el estado nacional en conjunto con los estados provinciales ha decidido como estrategia para proteger a todxs lxs ciudadanxs argentinos, voy a intentar compartir con ustedes algunas ideas que he trabajado hace algunos años y que hoy conservan una absoluta vigencia.


En el año 2009, siendo parte del equipo de Epidemiología de la provincia y en pleno inicio de la epidemia de H1N1, junto a mi familia permanecimos 10 días aislados por ser de los primeros afectados por el virus. Ahí trabajé algunos puntos que titulé como “Memorias de un aislamiento”. Luego, en el año 2012, desarrollé una investigación sobre condiciones de vida y sufrimiento mental, que fue mi trabajo final de Maestría en Salud Pública.


En ambos casos me interrogaba sobre las desigualdades sociales como determinantes del proceso de salud-enfermedad-atención, proceso que es la resultante de las condiciones de vida a la que los diferentes colectivos sociales están sometidos a vivir en el marco del sistema de producción y re-producción capitalista.


Ahora bien, esta pandemia que estamos viviendo nos sacude, nos interpela, nos arroja a un lugar que parece más propio de una película de esas que nos tiene acostumbradxs Hollywood que a la realidad que esperábamos vivir.


El sistema capitalista desde sus inicios ha ido produciendo diferentes torsiones que lo han llevado a profundizar cada vez más sus lógicas. Las lógicas del capital al servicio de intereses de pequeñas minorías que concentran la riqueza del mundo. Esos mismos intereses son capaces de esquilmar a la madre tierra, de contaminar sus mares y ríos y de expulsar a la periferia de nuestras sociedades a un número cada vez más alto de individuos considerados desechables. Los matables de Jorge Alemán, los dolientes de Eduardo Aguirre. El dispositivo neoliberal como expresión última y tardía del capitalismo ha ido aún por más, por la colonización de las subjetividades. Y de eso ya hemos hablado y escrito antes.


Hoy todos los seres humanos que habitamos el planeta tierra estamos en riesgo de contagiarnos el Covid-19. ¿pero estamos todos en las mismas condiciones de riesgo?
La epidemiología, utiliza “la triada epidemiológica” para explicar los procesos de salud enfermedad en una población: un agente etiológico, un huésped susceptible y el medio ambiente en el que se desarrolla el evento. He visto que al momento de caracterizar a los más afectados por este virus o los que tienen más riesgo de morir, las descripciones del huésped son universales, y basadas en criterios biológicos. ¿Qué pasa con los más pobres, con los excluidos? ¿Qué pasa con todxs aquellxs que no han tenido lugar en este mundo?


Parece que las medidas preventivas son conductas humanas cotidianas:


Quedarse en casa, por ejemplo. Pero ¿todos tenemos casa dónde quedarnos? ¿todos podemos quedarnos en casa sin tener que salir a trabajar día a día?
Lavarnos las manos con agua y jabón. ¿todos tenemos agua y jabón?


La salud formó parte del mercado. Las pre pagas son un efecto de considerar que la salud era una mercancía que se podía comprar en cuotas mensuales de por vida. ¿de verdad creíste eso? Porque ahora dependemos, dramáticamente, de la cantidad de respiradores y de camas de terapia intensiva que cada estado pueda tener o en las que decida invertir.
Esas desigualdades y esa inequidad sanitaria, que podría evitarse, son el resultado de la situación en que la población crece, vive, trabaja y envejece, y del tipo de sistemas que se utilizan para combatir la enfermedad. A su vez, las condiciones en que la gente vive y muere están determinadas por fuerzas políticas, sociales y económicas.


Hoy estamos asistiendo a lo que fue el vaciamiento del estado en materia de salud pública (¿se acuerdan que estuvimos durante el anterior gobierno nacional sin Ministerio de Salud?) sin embargo, en Argentina hoy hay un estado presente que está dando respuestas claras en pos de cuidarnos a todxs. Vemos a través de la televisión y las redes sociales que Europa (sí, Europa) está utilizando criterios de selección de personas que están en condiciones de ser “salvados”. Hay una selección artificial que ha sido fundada en argumentos biológicos para que nos parezca natural que un sujeto mayor de 80 años no acceda a un respirador. ¿este es el mundo en el que pretendíamos vivir?


¿El capitalismo estará haciendo su torsión más profunda en este rulo que parece no tener fin? ¿El crimen será perfecto o podremos articular procesos emancipatorios?
¿Seremos capaces de pensar nuevas formas de relaciones comunitarias?


Esta pandemia se corresponde a lo real lacaniano, lo que queda por fuera del proceso de simbolización. Lo que no cesa de no inscribirse en los registros simbólico ni imaginario. Es disruptiva nos desorganiza la vida, dejaremos que se cristalice como un evento traumático o nos pondremos a “trabajar” para sacar lo mejor de la condición humana?


Esta pandemia nos arroja a la soledad del aislamiento, pero también a lo común del riesgo. Es crucial que a partir del concepto de “lo Común” de Jorge Alemán (2), logremos articular una contra torsión al capitalismo. Pensar en comunidad. Pensar que no se puede seguir expulsando sujetos a vivir en un estado permanente de desprotección. Algo debemos poder articular, porque de esta pandemia no se sale solo. La salida es colectiva. La salida es con todos.


En este primer día de cuarentena quisiera ser optimista y pensar que tal vez estamos ante un momento crucial en la historia de la humanidad y que vamos a poder darnos un mundo mejor, o al menos más solidario. El otro soy yo. El otro es en mí. Porque yo soy en el otro.

 

(1) Benyakar, M. “Lo disruptivo. Amenazas individuales y colectivas: el psiquismo ante guerras, terrorismos y catástrofes sociales. Editorial Biblos. Buenos Aires. 2003. Página 35.

(2) Alemán, Jorge. “Soledad:Común. Políticas en Lacan", Capital Intelectual, Buenos Aires,.2016.