Eduardo Luis Aguirre analizó en “Multitud” la importancia de la Marcha del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.
Las cosas parecen estar cambiando. Una larga marcha de mujeres de pueblos originarios puso pie en la acartonada ciudad portuaria Las “extrañas” mujeres que provenían de un subsuelo ignorado decidieron ir allí, al corazón mismo del salvajismo unitario histórico, para llevar a cabo la Marcha del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.
Fueron a alertar y para pedir que cese el terricidio, para reivindicar sus muertos, desde Calfucurá (aquel que en tiempos de Rosas imaginaba una confederación indígena) hasta Rafael Nahuel. Piden por el medio ambiente y contra la minería, marchan contra la misoginia, contra el fascismo y claman por la transformación más grande que se ha reclamado en tiempos de pandemia: la creación de un Estado Plurinacional.