El sistema internacional es un conjunto de normas y prácticas de interacción, vigente entre los actores internacionales, que abarca Estados, organismos y otras instituciones, ordenando, a través del conflicto, los interesas y las relaciones de fuerza o poder. Los actores del sistema internacional, además de los Estados, son los grupos subnacionales (por ejemplo, las minorías) o entidades análogas que luchan por su liberación ( naciones sin Estado o Estados en trance de formación), organismos interestatales internacionales, coaliciones o bloques de Estados (UE, G-20, CELAC, UNASUR), organizaciones de diversa índole (política, económica, religiosa) que operan transnacionalmente o que no tienen a gobiernos o sus representantes como miembros, conferencias internacionales, organizaciones internacionales no gubernamentales, el derecho internacional y sus organismos, estatutos y normas específicas. El sistema internacional, que abarca implicaciones políticas, económicas, militares, religiosas, históricas y filosóficas, donde la aparición del Estado-nación burgués impactó decisivamente sobre los sistemas de creencias y el sentido de pertenencia de los sujetos, funciona en base a los intereses permanentes de sus actores, articulando formas de relacionamiento asimétrico entre los mismos. Estas relaciones no son igualitarias, no han sido nunca democráticas, ni siquiera consensuales, pero no pueden dejar de mantenerse, por lo menos en lo inmediato. Expresan relaciones de fuerzas, formas de conflicto que se profundizan al proyectarse el capitalismo hacia su última fase imperialista, aunque su fundamento aparente sea la solidaridad, la paz, la convivencia pacífica, la seguridad y la armonía de los actores. La globalización dotó de una nueva razón de ser al sistema internacional, ya que la obligatoria interdependencia resignificó los motivos que le conferían sentido en la modernidad temprana, introduciendo alteraciones en los mapas políticos y en las nuevas alianzas que se correspondieron con la aparición de nuevos bloques y nuevos sujetos políticos que han demostrado, hasta ahora, una mejor capacidad de adaptación a la crisis internacional que los propios países hegemónicos. La aparición de estas naciones o grupos de naciones, tienen que coexistir con un sistema jerárquico, antidemocrático, que ha legitimado un estado de permanente excepción, como así también la imposición de normas y doctrinas compatibles con los intereses unilaterales de los poderosos, que se comportan como una suerte de gran gendarme universal. En ese contexto debe analizarse la relación entre el nuevo sistema internacional y la cuestión Malvinas.