Por Víctor Ternovsky (*)

 

Las lágrimas de cocodrilo. Son las que se les salen a los llamados 'líderes' occidentales, quienes, además de ejercer como portavoces del régimen de Kiev, se muestran 'extremadamente preocupados' por un conflicto bélico que, no sólo lo generaron ellos mismos –al imponer en Ucrania un Gobierno de corte nazi a través de un golpe de Estado–, sino que también lo están alimentando.


Entre quienes exhiben diariamente sus falsas lágrimas se encuentra el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien acaba de augurar que los enfrentamientos militares en Ucrania van a durar. "Esta guerra desgraciadamente no se detendrá en los próximos días", señaló el mandatario galo, sin decir ni una sóla palabra de que su país es uno de los grandes promotores de que el conflicto continúe y sea cada vez más agudo, al enviar armas al régimen de Volodímir Zelenski.

También exhibe sus lágrimas de cocodrilo el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien exige a cada instante que Rusia “pare la guerra”, al tiempo que la nación ibérica está armando a Ucrania sin parar, donde sus envíos también llegan a manos de grupos nazis como el batallón Azov, ‘famoso’ por sus atriocidades, tanto contra civiles, como también por sus crímenes de guerra contra soldados rusos presos.


Este jueves, los países de la OTAN acordaron aumentar los envíos de armas a Kiev, una decisión tomada bajo el pretexto de su presunta conmoción “por los informes de las atrocidades cometidas en Ucrania”, según escribe Associated Press.


“Los aliados deben hacer más, y están dispuestos a hacer más, enviar más equipos y comprenden y reconocen la urgencia”, declaró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, tras una reunión de cancilleres de la alianza en Bruselas, al indicar que se trata de “una amplia gama de armas, tanto de la era soviética como equipos modernos”.



El gran protagonista de la mencionada reunión en la capital de la UE ha sido el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmitró Kuleba, quien, volviendo a agitar la falsa bandera del los supuestos crímenes de guerra rusos, exigió a la OTAN “armas, armas y armas”, precisando que se trata de “aviones, misiles para buques, vehículos blindados y armas antiaéreas pesadas”. “O nos ayudan ahora, y hablo de días y no de semanas, o su ayuda llegará demasiado tarde", enfatizó.



Además, Kuleba se reunió en Bruselas con el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, donde, según Washington, se abordó cómo la parte norteamericana puede “continuar brindando a los valientes defensores de Ucrania lo que necesitan para seguir haciendo retroceder a Rusia”.



Cabe señalar que, desde que comenzó el mandato de Joe Biden, EEUU destinó 2.400 millones de dólares en ayuda militar y humanitaria a Ucrania, según el Departamento de Estado, al tiempo que esta semana la Casa Blanca anunció que dará otros 100 millones de dólares en ayuda militar a Kiev, lo que eleva hasta más de 1.700 millones de dólares la asistencia estadounidense este país desde que comenzó la operación especial rusa.



Según Bkinken, más de 30 países, además de EEUU, han estado enviando ayuda militar a Ucrania desde el pasado 24 de febrero, algo que, tal y como sostiene Washington, va a “fortalecer la posición de Ucrania en el campo de batalla y la mesa de negociación”. Pero la verdad es que, echando más leña al fuego de este conflicto bélico, los norteamericanos y sus vasallos echaron abajo los avances hacia la paz conseguidos entre Moscú y Kiev.



De hecho, al canciller ruso, Serguéi Lavrov, denunció este jueves un retroceso en las negociaciones con Ucrania debido a un cambio de postura de Kiev en relación con la península de Crimea y Donbás, y la posibilidad de celebrar maniobras militares sin autorización de los países garantes. “La incapacidad de llegar a acuerdos caracteriza una vez más las auténticas intenciones de Kiev y su política de alargar e incluso abortar las negociaciones a través de la renuncia a los entendimientos ya alcanzados”, señaló el ministro.

(*) Periodista de la Agencia Sputnik.