Por División Las Heras


En intervenciones anteriores (1) inauguramos el intento siempre incompleto de caracterizar a la corporación Cambiemos, que expresa desde lo real y lo simbólico el poder duro que se ejerce en tiempos de Argentina aciaga. Compartimos entonces la noción de "grupos de tareas" que Jorge Alemán utiliza para  evocar a los actores del pleno ejercicio de destrucción de doce años de populismo explícito. Ahora pretendemos entender por qué pudo imponerse esta Task Force, para atesorar la expectativa razonable de recuperar la iniciativa cultural y política perdida a manos de esta nueva y críptica expresión de la derecha del tercer milenio.

Dejando de lado los factores secundarios a los que de ordinario se echa mano para tratar de entender lo ocurrido, tales como la incidencia decisiva de los grandes medios en las guerras de cuarta generación, la refacción permanente y en tiempo real de la imagen de algunos candidatos,es mucho más importante escrutar, en la estructura de la sociedad argentina, qué intereses no fueron representados por el FPV para que su incidencia electoral se desbarrancara de aquel  54%  a los casi 38 en las recientes elecciones generales y a menos del 50% en el balotaje.
Eso convoca al imperativo urgente de develar la primera perplejidad: ¿Por qué los sectores medios e incluso bajos, beneficiados por el modelo populista, votaron por los que con toda claridad proponían volver a políticas de entrega y miseria?



Algunas explicaciones -excelentes- ya se han ensayado. Es un alivio recordarlo.
La inconsistencia de la memoria es la marca de origen de un sujeto regido por la temporalidad del instante, cuya capacidad de incorporar los acontecimientos a su experiencia está abolida por la irrupción continua de informaciones equivalentes, intercambiables, que se suceden al infinito dejando marcas superficiales, sin que el sujeto tenga otra potestad que la de elegir una en desmedro de las otras. De este modo, la praxis política es sustituida por una práctica de consumo, es decir, por la elección en el puro presente entre diversas opciones equivalentes según la conveniencia o la opinión del momento, maleable, evanescente.” (2)
Al sector social asalariado, en particular aquellos mejores pagos,  que son los que producen más plusvalía en el país ( y son enteramente conscientes de eso) se lo castigó por partida doble en un error fatal. Con el libre flujo de la apropiación de su plusvalía por parte del capitalista “natural”, por una parte; y por la otra con el impuesto a las ganancias, lo que obviamente fue percibido como una irritante apropiación de sus ingresos, ahora por parte del estado. Al mismo momento que los sectores financieros, y extractivistas eran favorecidos sin excepción. El kirchnerismo se fue del poder sin enhebrar una nueva ley de entidades financieras y sin poner coto ni obtener resarcimiento razonable alguno a la predatoria práctica de la minería a cielo abierto. A los asalariados conscientes de su doble expoliación, este agravio de tracto continuo no les pasó inadvertido. Tampoco la corrupción, a la que algunos analizamos con categorías ortodoxas de los dos siglos pasados, o con máximas jauretcheanas. Otro mal paso. Los CEOS y sus mandantes jamás cometerían esos errores de caracterización sociológica, psicoanalítica y política. Lo están demostrando.

Es paradójico, pero durante el Cordobazo, el Ministro de Economía de entonces, Adalbert Krieger Vassena, tembién se preguntaba: ¿como puede ser que los obreros mejor pagos del pais -a los que se les extrae mas plusvalía, los mas explotados- lideren la revuelta? Al sentido común fordista le parecía muy extraño. Si cambiaban el 0 Km todos los años y se iban de vacaciones.
La pregunta, como una letanía, se ha vuelto a instalar entre los derrotados perplejos. Que no alcanzan a entender que este mismo sector de trabajadores bien pagos del capitalismo postfordista, no se expresó como aquel épico proletariado cordobés, con huelgas y movilizaciones, sino con el voto, la herramienta nuclear de las democracias indirectas burguesas. O sea, la utopía totalizante, el determinismo teleológico, se ha diluido y los trabajadores acaban de expresarse por los mismos medios y adhiriendo a las lógicas propias  del Amo.

En la Argentina se planificó (en el mejor de los casos) con la ideología del siglo XIX, un capitalismo bueno, un ensayo "neokeynesiano" en medio de un capitalismo internacional depredador, cuando debería haberse considerado, que ese capitalismo bueno es irrealizable y que hay que encontrar una alternativa de cara a lo que ya no resulta una anomalía, sino que encarna un estado de excepción, una nueva forma de acumulación del capital (Alemán dixit).
De aquí en más, es imposible establecer horizontes de proyección emancipatorios, sin el favor de los trabajadores más explotados. Obviamente, ese salto cualitativo excluye drásticamente la posibilidad de castigarlos en sus ingresos, los más altos de América Latina.
Huelga aclararlo, la reconstrucción de esa alianza progresista sería igualmente inviable sin la participación de todos los trabajadores.

En definitiva, la posibilidad de proponer políticas no admite simplificaciones ni clichés, por confortables que éstos sean. Ya no se puede aludir en general a "los sectores populares” o “las clases medias”, sobre todo si en estas clases medias se incluye a los sectores trabajadores a los que se les extrae mas plusvalía  por partida doble. Porque más allá de su ubicación en el proceso productivo, su nivel de ingresos genera una cultura compatible con los hábitos, intuiciones y percepciones legitimantes que habilitó el "modelo" y que ahora aspiran vientos de cambios. Y se ha podido comprobar que esa rebeldía silenciosa se transforma y reproduce en votos.
No se puede decir tampoco que “luego de años de crecimiento y avance popular se profundizan las demandas y las expectativas”. Porque esta formulación, así expresada, no tiene traducción política.
Pongamos en claro lo siguiente. Las bases sociales del macrismo no son solamente los sectores acomodados de la población. Si fuera así, no hubiera superado el caudal histórico de votos de la UCEDE o, más atrás en el tiempo, de la inefable "Nueva Fuerza", que ya en aquel entonces, vale recordarlo, convocaba a un "cambio" desde sus jingles elementales.La base social que apuntaló a Macri, es justamente, la que vulgarmente se llama clase media del interior productivo, de la CABA y del GBA. Y que son, en realidad, una importante proporción de los trabajadores más productivos. Justamente, las víctimas propiciatorias de la doble exacción de plusvalía.

Fue bastante sencillo para Cambiemos lograr el apoyo de este sector enfrentandoló al FPV, operando sobre su mentalidad colonizada por la cultura del mercado globalizado, replicando a través de los aparatos ideológicos del establishment sobre factores tales como la corrupción, las cadenas nacionales, o el alineamiento con Venezuela, o insistiendo sobre errores como la aplicación del impuesto a las ganancias, el cepo al dólar, el estrangulamiento de las economías regionales, etcétera. Hasta construir un sentido común dominante y profundamente conservador.
Este sector social es, paradójicamente, el mas dinámico desde el punto de vista de la producción. Si dejamos de lado a los empleados públicos, probablemente sean los que producen más riqueza, son absolutamente conscientes del lugar que ocupan en el proceso productivo y pretenden que se los reconozca.
Por eso, si bien sufrirán la economía de penuria de la nueva época del virreinato, pero mantendrán una distancia importante con los de abajo y esto les permitirá sentir que son importantes, casi "uno de los de ellos".

La oposición a este gobierno deberá diferenciar entre los distintos sectores de esta “clase media” y tener una política clara para ella y para cada una de las subjetividades que se han amasado al interior de este nuevo sistema de creencias.
Es más, algunos sectores políticos ya lo están haciendo, intentando dirigir a estos sectores. Al menos así parece sugerirlo el relanzamiento político de un bloque de gobernadores de provincias donde el macrismo se ha hecho fuerte (Santa Fé, Entre Ríos y Córdoba), unificándose en contra de la aplicación del protocolo contra la protesta social. Los tres gobernantes provienen de provincias que cuentan entre sus habitantes con muchos de esos trabajadores expropiados por las políticas erróneas del kirchnerismo. También administran policías y realidades de conflictividad social crecientes. Pero aún así renuncian a la tentación de declarar la emergencia proyectada en materia de derechos y garantías y prefieren fortalecer una alianza que proteja las fuerzas productivas de la denominada "región centro".
Los tres parecen haber advertido que una proporción para nada desdeñable de ciudadanos de sus respectivas provincias, pueden ser sensibles a las políticas de derechos humanos, igualdad de derechos, libertad de expresión, redistribución de la riqueza, etcétera. Pero saben que si esto no va acompañado de una política que los haga sentir incluidos en un proyecto general que los contengan, apoyarán a los dirigentes políticos que exacerban demagógicamente sus fobias  respecto de la "seguridad", los inmigrantes, "negros vagos",  planeros, y otros sectores vulnerables. El desafío, entonces, es que el burgués no se asuste. Y está claro que la intolerancia en esos sectores crece de la mano del descenso al abismo social tan temido (3).

Si en la oligarquía argentina existió alguna vez una pequeña insinuación de autonomía, hoy, en la época del virreinato, esa rémora nacionalista sin pueblo ha quedado totalmente arrumbada. Macri -cual nuevo Sobremonte- y sus secuaces, fugarán lo que puedan a algún paraíso fiscal y entregarán totalmente el país a los buitres, que es donde se asienta verdaderamente el trono al que reporta el gobierno de los CEOS..
Tanto ello así, que habría que comenzar a mirar con atención la interna de Cambiemos, porque es probable que pronto se empiecen a ver las diferencias de algunos sectores que no aceptan esta rendición incondicional.
Y además, estar atentos a lo que pasa con sus políticas concretas: acaba de aumentar la gente alcanzada por ganancias, se redujo la coparticipación de la provincias, entre otras medidas no menos importantes.
Este panorama podría sugerir que la oposición intentara, al menos, dos construcciones.
a) Un plan económico, social y político que tenga en cuenta a los sectores medios, incluso medios altos de la sociedad argentina.
El apoyo a los movimientos sociales, artesanos, manteros y trapitos, así como la ampliación de derechos y apoyo y contención a todos los excluidos -que ha sido tan importante en los primeros años K cuando estábamos en el infierno, sobre todo desde el punto de vista del hambre, pero también y principalmente si lo tomamos en perspectiva, desde el punto de vista del cambio de la conciencia política- se debe mantener. Pero no puede ser el único planteo.
También se debe interpretar, apoyar y contener a los sectores medios, a los generadores de riqueza.
Es decir, parecería que se está dando la conquista ideológica de los sectores mas explotados -aunque no más pobres- por parte del neoliberalismo. Y esto es una muestra de los errores o las limitaciones para entender la situación por parte de los gobiernos y los partidos populares.
Aquí es donde debemos insistir. ¿Es posible hacer en espejo lo que ellos hacen en psicología de masas? Un dato de último momento. En la edición de P12 de hoy, se publica un artículo que ratifica dramáticamente lo que postulamos en este artículo, y que nos obliga a incorporarlo. "Según datos de la Secretaría de Hacienda entre el 2006 y el 2014 la recaudación total creció 7,7 puntos. Mientras lo recaudado por las Ganancias de las empresas se multiplicó 6,7 veces la cuarta categoría lo hizo por 11 incrementando su participación en la recaudación total de 5,5 a 7,8 por ciento. Los asalariados empujaron la recaudación mientras que las empresas disminuyeron su aporte en concepto de renta. En el 2007 la cuarta categoría explicaba el 21 por ciento de lo que se recaudaba por Ganancias, en el 2014 el 35 por ciento. Cada vez más trabajadores lo pagaron y cada vez pagaron más" (4).

Habría que decir con John William Cooke: “La resistencia no es suficiente: sin contraataque no hay victoria”(5)
b) Por lo tanto, hay que preparar, bien, la réplica política y cultural. La antítesis. Haciendo las veces de pitonisa Carrió, podemos especular de cara al futuro. Así como en todo este período lo que primó en política fue el manejo de “resortes de poder”, o sea cargos públicos por relación con “el territorio”, o relaciones familiares o sociales, en adelante lo que primará será la lucha por las ideas y la comprensión de las nuevas relaciones de dominación. Sin la capacidad para disputar las conciencias de los sectores mas amplios de la población, la próxima disputa, -a esta altura podríamos decir con el imperio- sea política o cultural, estaría perdida.

(1) http://derecho-a-replica.blogspot.com.ar/2016/02/las-plazas-la-nueva-forma-de.html?spref=fb

(4) http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-293465-2016-02-29.html


(5) Apuntes para la militancia, 1964.