El día después
Por Eduardo Luis Aguirre
Elijo siempre escribir el día después. Es un viejo estilo que permite ahorrar adjetivos y elegir las invocaciones. Ni siquiera sé si el ritual se compadece realmente con la materialidad de los desastres, pero sí que me permite constatar que lo ocurrido no entraña sorpresa, aunque eso no aplaque los dolores más profundos. Tal vez el acontecimiento no sea más que un episodio desgraciado que actualiza un clima de época meteórico y atroz.

Por Diego Tatián

En “Ética Eudemia” 1240a-b Aristóteles dice algo muy extraño y muy bello al desarrollar la idea de “amistad consigo mismo” (una de las ideas más importantes de su arte de vivir, irreductible a cualquier narcisismo y más bien lo contrario): quien es su propio amigo, escribe, desea morir consigo.

Por Eduardo Luis Aguirre

“El progresismo de mi época –dice uno- era el orégano que se le ponía a una pizza, pero no era la pizza” (1).

Por Lidia Ferrari (*)

¿Cómo concebir que no se desprecie algo que en la propia cultura ha sido valorado como inferior o despreciable? El encuentro con la confidencia esclarecedora de Masotta que es ‘Roberto Arlt, yo mismo’ podría resultar un pasaje iluminante para pensar ciertos rasgos de lo argentino.

Por Ignacio Castro Rey

                                  ¿A qué tanto temor a la derecha extrema?Xenogenia, se dijo en su momento: inventar un enemigo, darle forma sin cesar. Cortinas de humo, monstruos del pantano que recompone una y otra vez el maquillaje de los guapos correctos que nos lideran. Los neonazis no pueden llegar porque sus hermanos ya están aquí, ocupando el centro, aunque travestidos de radicales minoritarios.

Por Eduardo Luis Aguirre.

La decisión de Estados Unidos de proveer de bombas de racimo a Ucrania es un elemento que permite conjeturar con un margen de error menor hacia dónde podría derivar el conflicto armado.

Por Eduardo Luis Aguirre

 


Hace más de un siglo que el sentido común hegemónico de este país repite como una letanía que los argentinos descendemos de los barcos. Esa inexactitud deja fuera de esa pretendida identidad a nuestros hermanos los indios, pese a que más del 50% de la población reconoce ancestros originarios. 

Por Eduardo Luis Aguirre

 

Es necesario que los sectores populares recuperen un patrimonio imprescindible para enfrentar las lógicas, las narrativas y la construcción de sentido que consolidaron la hegemonía cultural del neoliberalismo.