Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

 

Hace mucho tiempo que sigo atentamente conferencias, entrevistas y escritos del filósofo José Luis Villacañas. En particular, desde que consentí la última versión de "Filosofía y derecho" (1), me convencí que uno de sus textos, "El neoliberalismo como teología política" (2), quizás podría completar las preguntas y estupefacciones de un libro tan breve como el que desde hace apenas un par de días atesoro en mis manos. El trabajo del profesor de la Universidad Complutense de Madrid se constituyó desde entonces en el diapasón, en la guía capaz de ubicarme en un universo de estrellas atravesado por sonidos y notas extremas.

 

Por Lidia Ferrari (*)

 

Pasolini construyó su poema Profecía prediciendo un futuro que es nuestro presente. Nuestra corta y finita vida -además de la estúpida vanidad narcisista de creernos únicos- impide ver el recorrido de millones de años de una especie migrante que partió de Africa y colonizó todo el planeta. Una carencia de Estadistas en serio, de esos que piensan a largo plazo, impide ver que el fenómeno migratorio no es un problema sino una solución para la cultura humana. Estos estadistas de pacotilla creen en sus vallas, en sus muros, en sus aduanas. Creen que pueden detener el movimiento del mundo y el flujo de la vida con fronteras y mapas catastrales. Si fueran astutos – quizás hasta cínicos- abrirían las puertas a los inmigrantes porque traerían vida al geriátrico de Europa.

Por Eduardo Luis Aguirre

 



La curiosidad sociológica facilita el entrecruzamiento de variables y pensamientos que permiten, a veces, comprender mejor los cambios vertiginosos de un mundo capturado por un neoliberalismo feroz que terminó de cerrar su circularidad con millones de muertos a manos de una pandemia, una guerra y democracias en un ocaso profundo.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 

Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo ((Wittgenstein)

El lenguaje es la casa del Ser (Heidegger)

La verdadera situación problemática que depara el "lenguaje jurídico" no es su complejidad, sino su incapacidad para asumirse a sí mismo como formando parte de un conjunto sistémico de signos mediante los cuales los seres humanos se comunican. La invocada lejanía con los justiciables no radica en el difícil acceso que plantean sus pretendidos giros, sino en el dogmático encapsulamiento de un pensamiento que no logra conjugarse con otros saberes en la tarea ímproba de la comunicación, como consecuencia de la pobreza intrínseca de los razonamientos del emisor.

Por Eduardo Luis Aguirre

 



Las batallas de Caseros y Pavón produjeron dos consecuencias que sellaron la suerte futura de la Argentina. Buenos Aires promovió la libre navegación de los ríos interiores, lo que significó lisa y llanamente la habilitación del ingreso de las mercancías británicas que destruirían las incipientes industrias criollas del interior, y la apropiación de hecho del puerto estratégico.

Por Eduardo Luis Aguirre

 



No es punto carente de importancia la elección de los ministros, que será buena o mala la cordura del príncipe” (118)

Política florentina del siglo XVI. Una pluma se retiraba a diario hacia una lúgubre taberna de mala muerte, y desde esa catacumba – a la que llegaba cruzando un túnel oscuro que unía su casa (imagen) con el tugurio- escribía su obra cumbre.

Por Eduardo Luis Aguirre

La postura que los seres humanos asumen frente a un hecho cultural siempre implica una definición política. La actitud que adoptamos respecto del lenguaje, la técnica, el arte, la filosofía, el pensamiento, la ética, los sistemas de creencias, los sentimientos, la justicia, el derecho y todas las demás herramientas mediante las que se han producido los cambios históricos en el mundo constituyen inexorables definiciones ideológicas.

Por Eduardo Luis Aguirre

 

 


“Cada hombre traza gruesamente su propia, humilde e inconclusa épica. Sea que la misma se enrosque como una hiedra a la mezquindad de lo propio o, por el contrario, que la potencia, la voluntad, la fugacidad de la vida, se convierta en la militancia fatalmente inconclusa y utópica que aspira a transformar una parte microfísica de la realidad colectiva” (del libro “Filosofía y desierto”, que la semana entrante ya estaría con nosotros).