7 de agosto de 2011.

Estimado Prof. Dr. Zaffaroni:Nos hemos enfrentado a sus argumentos cuando escuchábamos y leíamos su apoyo a la creación de un nuevo régimen penal juvenil a partir de los 14 años. Hemos escrito cartas y debatido acaloradamente rebatiendo sus argumentos, decepcionados por su postura. Es decir, no somos incondicionales seguidores de sus palabras. No escribimos esta carta por ser enceguecidos zaffaronianos.
Más bien somos buenos alumnos suyos, que hemos incorporado principios y conceptos aprendidos en sus libros, sus conferencias y sus clases, y los hemos enseñado. Hemos hecho nuestras las ideas de culpabilidad por la vulnerabilidad, del derecho penal que debe actuar como dique de contencón del poder punitivo, de la tipicidad conglobante, de la necesidad de pensar la criminología desde nuestro espacio, y no como reiteración de las criminologías pensadas en Europa o Estados Unidos... sólo por mencionar algunos ejemplos de aquello que hemos aprendido de Ud. Lo más importante, sin embargo, es que en gran parte gracias a Ud. hemos aprendido y asumido para nuestro trabajo y nuestra vida el respeto absoluto de los Derechos Humanos y el respeto absoluto de las garantías constitucionales durante el proceso penal. Gracias a su incansable obra hemos podido pensar el derecho penal y la criminología como materias útiles y vivientes, más allá de dogmatismos a veces caprichosos o de teorías tan rimbombantes como inocuas. Su ejemplo ha servido de guía a quienes desde el sistema judicial, la defensa pública o la tarea fiscal, entendemos como lógico y natural que nos debemos profesionalmente a las personas atrapadas en las redes del sistema punitivo, como víctimas o como ofensoras, que nos debemos a individuos de carne y hueso con rostro, con nombre, con sufrimiento, y con derechos que deben ser respetados y defendidos.No sólo su obra intelectual, sino también su ejemplo personal han sido y siguen siendo fuente inspiradora de generaciones de penalistas y criminólogos que confiamos en que la violencia del sistema penal puede ser reducido, en que puede pensarse de otra forma, o que incluso, con paciencia y arduo trabajo, en que pueda incluso dejar de pensarse. Por todo esto, y porque no ignoramos lo desafortunado de los hechos y acusaciones que se le han enrostrado en los últimos días, queremos hacerle llegar nuestro más sincero apoyo y deseo de que sus principios y calidad humana e intelectual lo sostengan y hagan salir fortalecido de esta situación en que lo ha colocado la prensa. Dado que, como Ud., estamos absolutamente convencidos de la libertad de expresión como derecho fundamental y en contra de la censura a los medios, asumimos que estos acontecimientos son (triste) resultado de la vida en una sociedad (afortunadamente) abierta. Lo saludamos con nuestro más sincero afecto,María Laura Böhmen nombre del CEPOC (Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos).